“Muy buenos días, mi estimado hermano, y a todo el equipo que conforma este hermoso ministerio.

Agradezco a Dios por sus vidas. Comencé a escuchar sus mensajes y tomé los consejos que compartían. Esto cambió mi forma de buscar primero a Dios y, como consecuencia, me llevó a volver mi corazón a mi esposo.

Llevaba años deseando separarme de mi esposo, pero Dios, en su misericordia, me permitió escuchar sus mensajes. Empecé a buscar la dirección de Dios en todo, y ahora Él ha fortalecido mi fe. Volví a admirar y amar a mi esposo, y sé que podré ser una buena madre para mis dos pequeños.

Hace unos meses, invité a mis tres hermanas y cuatro cuñadas a unirnos una vez a la semana para orar por nuestros esposos y nuestra familia. Ya hace un mes que lo estamos haciendo todos los lunes por la noche.

Agradezco a Dios por sus vidas. Mi cariño por ustedes es grande y están en mis oraciones.“