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¿Cómo reconstruyo un vínculo con mis hijos?

Hombre e hijo jugando Baloncesto

Reconstruir una relación dañada con nuestros adolescentes es asunto de valientes. Es asunto de madres y padres decididos a reconquistar el corazón de sus hijos, que se niegan a renunciar a su amor y a su cariño. No siempre es logrado con éxito, porque reconstruir una relación requiere la participación de las dos personas. Sin embargo, cuando se trata de nuestros hijos, los padres y madres somos los que debemos tomar la iniciativa.  

Acciones prácticas para reconectar con nuestro adolescente. 

En Enfoque a la Familia oramos para que el corazón de los adolescentes regrese a sus padres y confiamos que las acciones prácticas que proponemos a continuación le serán de utilidad para lograrlo. 

Pase tiempo con ellos

Su tiempo es muy valioso. Sus hijos lo saben. Por eso, cuando usted les dedica tiempo, sus hijos se sienten valorados e importantes. El día a día nos puede encontrar ocupados más de lo manejable. Si no ponemos a nuestra familia, a nuestro cónyuge y a nuestros hijos en los primeros lugares de nuestras prioridades, nuestros seres más queridos disfrutarán muy poco de nuestro tiempo y nosotros nos estaremos perdiendo lo mejor de nuestra vida.  

El tiempo que usted dedique a sus adolescentes debe tener ciertas características para que resulte efectivo: 

Tiempo en cantidad

Reconstruir una relación requiere tiempo. Su adolescente lo requiere. La frase que algunos padres usan para explicar que les dan a sus hijos “tiempo de calidad” en lugar de “tiempo en cantidad”, es simplemente una triste excusa para justificar el poco tiempo que dedican a sus hijos. Sí, sus hijos necesitan tiempo de calidad, pero también tiempo en cantidad. Al pasar tiempo juntos usted y su adolescente re-aprenderán a convivir, y aparecerán oportunidades invaluables para sembrar buenos recuerdos y hermosas experiencias en sus corazones. 

Tiempo de calidad

Además de cantidad, restaurar una relación sólida con su adolescente requiere de tiempo de calidad. El tiempo de calidad es tiempo invertido en actividades que nos vinculan. Ya sea una caminata para conversar, un viaje a un lugar significativo para su adolescente o compartir un proyecto juntos, el tiempo de calidad es uno del que ambos saben que es dedicado a cultivar la relación. 

Tiempo en agenda

Para que el tiempo en cantidad y el tiempo de calidad verdaderamente se den, es necesario que ese tiempo sea programado en la agenda de ambos. Solo el ejercicio de agendar el espacio ya es una muestra de amor y de intencionalidad que inicia en el padre o la madre. Agendar el tiempo, además, nos ayuda a mantener las prioridades en orden y nos sirve para evitar distracciones. Si se hace regularmente, se convertirá en una bella costumbre que puede ser transmitida como tradición a las generaciones futuras. Y unas décadas después, podrán estar agendando tiempo de abuela, madre y nieta.  

Tiempo en exclusividad

Los hermanos son una bendición, pero no siempre son apreciados de esta manera por los adolescentes. Si somos varios miembros en la familia, por ejemplo, varios hijos, dedicar tiempo exclusivo para cada uno por separado brindará el espacio para que la relación uno a uno, del padre o madre con su adolescente sea reconstruida. 

Expréseles afecto

En una relación des-conectada las muestras de afecto tienden a ser escasas. El cariño cede su lugar a la frialdad, y la empatía al desinterés. Si usted ha decidido re-construir la relación con su adolescente, debe renunciar a esa conducta de indiferencia. No puede esperar a que su hijo tome la iniciativa. Usted como padre o madre es la persona adulta que debe dar los primeros pasos.  

Expréseles afecto: 

Con palabras. 

Ninguna voz es tan relevante para un adolescente como la voz de su padre o su madre. Algunos papás suelen comentar que su hijo o hija le prestará más atención a cualquier otro adulto antes que a ellos, así sea que le diga las mismas palabras. Lo cierto es que los adolescentes buscan otros referentes por sus propios medios, mentores, orientadores o guías espirituales que les ayuden con sus situaciones, en un esfuerzo por ganar independencia de sus padres. Pero al final del camino, regresan con su padre o con su madre para ratificar lo que han escuchado o aprendido. Y lo hacen porque necesitan las palabras de afirmación de sus papás. Lo que usted diga a sus hijos se graba en su corazón, para bien o para mal. Así que sea cuidadoso e intencionado cuando se dirija a su adolescente. Vuelva a decirle “te amo”, pero también agregue palabras de admiración y de cariño. Poco a poco sus palabras irán suavizando el corazón de su adolescente y pronto escuchará las mismas palabras de vuelta.  

Con gestos. 

El abrazo es un hogar hecho con los brazos de papá o de mamá. Lamentablemente, en una relación distanciada, las manifestaciones de cariño físico pueden resultar incómodas, casi imposibles. Pero seguirán siendo importantes y necesarias. Acérquese nuevamente a su adolescente. Si es necesario, pida permiso, pero no se abstenga de la caricia respetuosa, del abrazo que nace del corazón y del beso que dice te amo. Si no recibe una muestra de cariño de vuelta, explique que lo que busca es expresarle cuanto le ama. Hágalo de forma desinteresada, para su propio disfrute como papá o mamá. Y permita que su adolescente redescubra su amor. 

Con detalles. 

Las expresiones de afecto se pueden dar en cualquier orden. Sin embargo, es recomendable manifestarlas en el orden de nuestra exposición, primero con palabras, después con gestos, y finalmente, con detalles. Un detalle es un regalo significativo. No un presente por salir del apuro en Navidad o en el día de su cumpleaños. Tampoco tiene que ser caro. Lo significativo de un detalle no está en su valor económico, sino en el valor emocional que tenga para usted y para su hijo. Nadie conoce a su adolescente mejor que usted. Piense en detalles que indudablemente harán saber a su hijo o hija lo que usted está sintiendo. Si es necesario, escriba en una tarjeta lo que usted está tratando de expresar con ese detalle. La clave, una vez más es la intencionalidad. 

Muéstreles interés. 

Cuando dos personas experimentan una relación rota o distante, se lo hacen saber mutuamente por medio de muestras de desinterés. Las interacciones se limitan a un respetuoso “¿cómo estás?”. Esto no debe ser así nunca entre padres y sus adolescentes. Actuar de esta manera hiere en silencio, pero profundamente. Percibir desinterés de parte de su padre o madre, crea un vacío casi imposible de llenar en el corazón de nuestros hijos. Si usted desea re-construir la relación con su adolescente, un recurso muy útil es volver a mostrar interés en su vida.  

Para mostrar interés en su adolescente: 

Haga preguntas sobre sus emociones. 

Pregúntele ¿qué siente? Si se ha enterado de una situación específica, o algo importante que sucedió, ya sea positivo o negativo, hágale saber que usted quiere saber sobre ello. Pero, sobre todo, que usted quiere saber cómo está su hijo o hija respecto a esa situación. Muestre interés en lo que siente su adolescente. Sea consistente en su interés, tarde o temprano esto dará pie a que su hijo se anime a conversar sobre lo sucedido. Aproveche esos momentos para afirmar a su hijo y hacerle saber que a usted le importa lo que pasa en su vida. 

Conozca a sus amigos.  

Ofrézcale a su hijo traer a sus amigos a pasar un día en su casa. Ayúdele a su adolescente a aprender cómo ser un buen anfitrión. Tratar bien a las personas que son relevantes para su hijo o hija es un lindo gesto de interés que puede producir buenas oportunidades para trabajar juntos en casa. 

Pídale opinión sobre decisiones del hogar. 

La reconstrucción de una relación no significa que solamente usted se interese en la vida de su hijo. También significa que su hijo se interese en los asuntos de usted y en los asuntos del hogar. Al pedirle opinión le damos un lugar y facilitamos que se sienta parte importante de la familia. Intégrelo en las decisiones sobre las salidas de fin de semana, sobre paseos y sobre las vacaciones. También sobre otras decisiones en las que los cónyuges estén de acuerdo de consultar con su hijo.  

Pídale que le explique y comente lo que hace. 

Pregúntele por sus pasatiempos y deportes. En la adolescencia las actividades extra-curriculares se pueden tornar especialmente significativas para los jóvenes. Saber que su papá o mamá está interesado en ello puede ser para ellos una generosa muestra de amor. Ofrézcale su ayuda y pregúntele de qué manera puede facilitar la experiencia de su hijo o hija en ello. 

Ayúdele con su plan de vida. 

Ayúdele a proyectar su plan de vida. Converse con su adolescente sobre lo que desea hacer con su futuro. Algunas respuestas pueden ser desafiantes para algunos padres. Valide a su hijo o hija y provea recursos para su orientación vocacional. Si está en sus posibilidades, invierta en su adolescente para ayudarle a realizar sus sueños. 

Compartan la vida juntos.  

Una relación des-conectada entre dos personas se manifiesta, entre otras cosas, en las rutinas separadas de ambos y la poca frecuencia en eventos juntos. Esto se debe a la intención expresa o tácita de mantenerse lejos entre sí. Un padre o madre que toma la decisión de volver a conectar con el corazón de su adolescente hará bien en aprovechar la rutina diaria y los eventos familiares para coincidir con su hijo o hija y paulatinamente volver a disfrutar de la vida juntos. 

Puede ser que al inicio sea incómodo, pero si lo logran establecer como un acuerdo de convivencia en casa para compartir la vida juntos, usted puede aprovechar: 

Los tiempos de comidas. 

Aunque comprendemos que no siempre será posible, vale la pena hacer el esfuerzo por coincidir para los tiempos del desayuno, del almuerzo, o las cenas. No solo para comer juntos, pero también para conversar, para cocinar juntos y para implementar las recomendaciones anteriores sobre el tiempo juntos, las expresiones de afecto y las conversaciones para mostrar interés. Las salidas a comer también pueden ser un recurso para vincularnos nuevamente. Si la relación está muy dañada es recomendable definir algún tipo de acuerdo de comportamiento para que la experiencia sea positiva para todos en la familia. 

El tiempo de dormir. 

No se vaya a dormir sin desear las buenas noches a su adolescente. Si puede hacerlo, tome unos minutos para conversar sobre el día que termina y preguntar sobre el día siguiente. Hacer esto es otra muestra de interés y les servirá para recordar los espacios que tienen agendados para compartir juntos. Es posible que conforme avance el tiempo y la relación mejore, las conversaciones antes de dormir se vayan extendiendo y se conviertan en un momento para construir un vínculo duradero. 

La vida espiritual. 

Finalmente, comparta la vida espiritual con su adolescente. Si su adolescente se muestra hostil hacia Dios, no se angustie y no trate de forzar una fe que no está. Ore intensamente por sus hijos y comuníqueles que está orando por ellos. Pida a Dios que Él se les atraviese en el camino y les enamore con su Espíritu. Conforme la relación con su adolescente comience a mejorar considere la posibilidad de invitarle a orar con usted por sus propias necesidades y por las del hogar. Pueden hacer devocionales cortos juntos y eventualmente incorporarse a una iglesia.  

Si usted desea restablecer la relación con su adolescente y anhela traer su corazón de vuelta a casa, debe saber que no está solo. Dios desea exactamente lo mismo, y aunque no lo crea, ama a su hijo aún mucho más que usted. En Enfoque a la Familia también deseamos lo mismo y queremos poner a su disposición nuestros recursos para ayudarle en la maravillosa tarea de reconectar el vínculo con su adolescente.  

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