Por Jess Ford
El tiempo es una cosa extraña, a veces parece que corre, y en otras ocasiones solo camina, pero, algo es cierto, el tiempo siempre está construido por un hilo de momentos.
Algunas veces los momentos se sienten significativos, y en algunas otras ocasiones se sienten vanos. Recientemente, me he tomado el tiempo para reflexionar acerca de mi niñez y poder identificar aquellos momentos que de manera significativa me han hecho ser quien soy.
Quería identificar cuáles habían sido esos momentos que me hicieron tener una relación de amor con Jesucristo; quería entender cuáles eran los momentos más importantes y esenciales a lo largo de mi historia personal, y luego agradecer a Dios por hasta dónde me ha traído. Mientras estaba sentado reflexionando y orando por estos momentos transformadores, hubo una serie de recuerdos que vinieron a mi mente de inmediato.
Me di cuenta de que la mayoría de ellos tenían que ver con mi mamá, y con la forma en la que ella vertía sobre mí su forma de amar a Dios y yo aprendía de su ejemplo.
Mi mamá se llama Amy Ford, y ella se ha propuesto la misión de amar y empoderar a otras madres a través de un ministerio llamado “Embrace Grace” (Abrazando la Gracia). Mi mamá siempre ha tenido temor de Dios, y ha estado dispuesta a dar ánimo a los afligidos. Ella es valiente, fuerte, y la mejor líder que yo haya conocido.
Permítanme compartir a continuación una carta que le escribí a ella para el Día de las Madres.
Carta para mi mamá: La mujer valiente
Hola, Ma.
Feliz Día de las Madres. Realmente mereces ser celebrada el día de hoy, y yo me siento tan agradecido. Miro mi pasado hacia atrás y recuerdo todas esas pequeñas cosas que tú has hecho por mí, y todas las grandes cosas que has sacrificado. Cuanto más maduro soy, comprendo cada vez más lo sacrificada que siempre has sido, poniendo el bien de tu familia antes que el tuyo, y no hay nada que sea más parecido a Cristo que eso. Perdón porque no siempre he apreciado esos sacrificios, pero quiero que sepas mamá que sí los noté. Y, quiero simplemente darte las gracias, Ma: gracias por tu paciencia, gracias por tu amabilidad, y gracias por siempre creer en mí, ¡Gracias!
Me acabo de dar cuenta, mientras escribía, que tengo la misma edad que tú y papá tenían cuando te diste cuenta de que estabas embarazada de mí. ¡Que increíble saber eso! Primero, porque me sorprende saber cuántos años tienes encima (Es broma). Pero además de esto, no puedo imaginar el miedo y la presión que debiste haber sentido al enfrentar la noticia de un embarazo no planeado. Aún vivías con tus papás, aún soñabas con tus planes futuros, y te preguntabas a dónde te llevaría la vida. La noticia de estar embarazada sin haberlo planeado debió haber sido aterradora. Sé que cada vez que entrabas en esa clínica de abortos te sentías abrumada de vergüenza, sé que querías escoger la vida, pero, a la vez, no veías una manera de salir con todo. Sin embargo, el hecho de que salieras de esa clínica de abortos aún estando embarazada, me parece increíble, es como un testimonio de la fidelidad de Dios.
En esos momentos de miedo y vergüenza, estuviste dispuesta a hacerle frente a ese gran temor, y a soportar todos los sufrimientos relacionados al embarazo para tener a tu bebé. En esa etapa, Dios te utilizó para que imitaras a Cristo, pues estuviste dispuesta a sacrificar tu dignidad y tu reputación para darme a mí la oportunidad de experimentar la vida. Tú valentía, mami, fue como la de Cristo.
Seguramente hace 21 años, te encontrabas en un estado mental de ansiedad y preocupación, sin saber cómo criar a un hijo o cómo mantener una familia. Pero, sabes mamá, tu valentía y fortaleza te convirtió en una mamá increíble. Y no me canso de darle gracias a Dios por darme la bendición de crecer y aprender bajo tu tutela. Mami eres una imagen viva de la fidelidad de Dios, y de cómo su maravillosa gracia trabaja para conectar nuestro corazón al Suyo.
Me siento impresionado al pensar en la oportunidad que tuve de observar crecer tu relación con Dios en fuerza y en intimidad. Siempre has sido curiosa, y has mantenido siempre ese sentido de admiración al adorar. Te acercas al trono de Dios con espíritu de valentía y poder, teniendo la plena confianza de que el Padre celestial desea relacionarse contigo todos los días. Tu vida ha impactado la forma en la que yo adoro, y tu forma de adorar ha hecho que mis ojos sean capaces de mirar el corazón de Dios. Amó a Dios porque tú me has enseñado cómo debe ser una relación con Dios. Eres una gran mamá, pero, sobre todo, una gran hija. No me canso de agradecerte, mamá, por el ejemplo que me has dado a lo largo de mi vida.
Aquella adolescente asustada que recién se daba cuenta de que estaba embarazada, ahora ama a Dios con todo su corazón, y continuamente pisotea el cuello de los principados y potestades enemigas. Mamá tú vives en Dios, y Dios vive en ti. Ese hecho es lo que te convierte en la mejor mamá que jamás hubiera soñado. Me alegra tanto ser tu hijo mamá, y que tu valentía te impulsara a decir ¡sí! a tenerme y criarme.
¡Te amo mami! ¡Feliz Día de las Madres!
Jess
Serie
Un Embarazo Inesperado
¿Cómo enfrentar la abrumadora noticia de un “positivo”?
Una respuesta empática para aquellas mujeres que no planeaban la llegada de un bebé
© 2021 Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso. Originalmente escrito por Jess Ford y publicado en inglés en focusonthefamily.com.
