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¿El divorcio es la respuesta correcta? 15 preguntas que los cónyuges deberían hacerse

Pareja tomados de las manos viendo cada uno hacia un lado diferente

Las peleas en el matrimonio son normales. Pero a menudo las parejas preguntan: “¿Es el divorcio la respuesta correcta?” Estas 15 preguntas le ayudarán a evaluar su matrimonio.


Miguel y Sandra* vinieron a verme por terapia matrimonial. Ellos luchaban con una de las preguntas más desafiantes que un matrimonio puede hacerse: ¿Es el divorcio la respuesta correcta? Es una pregunta de alto riesgo, que puede ser igual de importante que la primera pregunta que una pareja debe hacerse: ¿Nosotros deberíamos casarnos? Ambos asuntos requieren soluciones que cambian la vida. Así como en la decisión de casarse, las parejas necesitan darse cuenta de que la vida de los otros, especialmente la de sus hijos, será afectada. Entonces, antes de decir sí a un divorcio, una pareja siempre debería analizar seriamente algunas preguntas críticas que los guíen a tomar decisiones sensatas a nivel emocional, sicológico y espiritual.

La primera vez que me reúno con parejas para una sesión terapéutica, les pido que me cuenten la historia de su relación y les hago preguntas como: “¿Dónde se conocieron?”, “¿qué les atrajo uno del otro?” y “¿cuándo decidieron casarse?”. Los cónyuges suelen dejarse llevar por las preguntas acerca de su historia, se relajan un poco y dan un paseo por el camino de los recuerdos.

Escuchar su historia nos da a los tres un punto de referencia y un contexto de su situación actual. También quiero que la pareja recuerde que en algún momento la relación estaba bien. El matrimonio estaba bien. La vida estaba llena de esperanza.

Miguel y Sandra nunca pensaron que se divorciarían. Ahora, se encontraron preguntándose si un divorcio mejoraría las cosas. Pero Miguel no pudo escaparse de la pregunta que lo perseguía: “¿Qué desea Dios?”

Pocas experiencias en la vida son tan desgarradoras como un divorcio. Por tanto, si usted se está preguntando si un divorcio es la respuesta correcta, considere estas 15 preguntas.

Pregunta 1: ¿Usted y su cónyuge se comunican de una manera respetuosa y afirmativa?

Si contestó que “no,” entonces es tiempo de cambiar la forma en la que se comunica con su cónyuge. Muchas personas tienen dificultades compartiendo sus sentimientos y necesidades. Suponga que las parejas van por la vida de forma autómata sin tener comunicaciones honestas. Tarde o temprano, ellos se alejan uno del otro, se desconectan emocionalmente y dejan que los pensamientos y sentimientos negativos reemplacen los positivos.

Puede ser desafiante moverse de una comunicación pobre a una saludable, especialmente si nunca ha aprendido cómo hablar con su cónyuge. Un experto en relaciones puede ayudarlos a usted y a su cónyuge a aprender cómo volverse el uno hacia el otro, empatizar y comprender los sentimientos y necesidades del otro.

Pregunta 2: ¿Usted trata de resolver cada conflicto en su matrimonio?

Si respondió “sí,” seguramente fracasará.

El doctor John Gottman es uno de los investigadores de relaciones más destacados de América. Uno de sus descubrimientos fundamentales es que cerca del 70% de los problemas en las relaciones son perpetuos. ¡Ellos vuelven a aparecer! De hecho, las parejas que pelean podrían estar buscando una solución que no existe.

Si usted y su cónyuge tienen la misma discusión una y otra vez, usted podría estarse preguntando, ¿Es el divorcio la respuesta correcta? Tal vez hay una mejor manera de resolver sus luchas. En lugar de hacer preguntas sobre el divorcio por defecto, lo reto a hacer de la siguiente declaración, la nueva meta de sus discusiones: Quiero que aprendamos a gestionar esto respetuosamente. Una declaración tan simple, puede marcar una gran diferencia. Los cónyuges pueden aprender a hablar sobre los conflictos con compasión, aceptación y comprensión de que está bien no estar de acuerdo.

Los cónyuges también deben recordar que usualmente hay una razón significativa para el desacuerdo. Un cónyuge (o ambos) pueden estar lidiando con una posición profundamente arraigada, un sueño (ideal) u otros problemas de fondo. Descubrir este problema podría ayudar a la pareja a alcanzar un compromiso saludable.

Pregunta 3: ¿Usted cree que su matrimonio ya es todo lo que puede llegar a ser … o solo está cansado de intentarlo?

Seis años. Ese es el tiempo que la mayoría de las parejas luchan antes de finalmente hacer una cita con un consejero para preguntarle si el divorcio es la respuesta correcta para su situación. Muchos sufren por décadas, ahogándose en patrones pobres de comunicación, comportamientos que no son sanos y desconexión física o emocional, antes de buscar ayuda o solicitar el divorcio. Ellos llegan a la oficina del consejero o abogado agotados y piensan que lo han intentado todo, pero nada ha funcionado.

Es tiempo de echar una mirada honesta a su matrimonio. ¿Usted y su cónyuge luchan en una (o más) de estas áreas?

  • Comunicación.
  • Infidelidad – emocional o física
  • Adicción.
  • Desconexión – emocional o física.
  • Manejo de conflictos.
  • Pensamientos negativos sobre su cónyuge.
  • Crecimiento en direcciones diferentes.
  • Resentimiento o amargura.
  • Soledad.

Si respondió “sí” a alguno de estos problemas, considere la terapia de matrimonios con un consejero cristiano.

Pregunta 4: ¿Cómo ha contribuido usted al problema y la solución?

Muchas parejas caen en el juego de la culpa: señalando a su cónyuge en lugar de hacer una introspección honesta. Todos tenemos puntos ciegos. Y solo podemos descubrirlos si sacamos el tiempo para reflexionar en las cosas que hemos hecho que contribuyen a la infelicidad de nuestro matrimonio. En otras palabras, ponga el juego de la culpa en pausa y haga alguna autorreflexión:

  • ¿Estoy luchando con comportamientos pecaminosos que afectan mi matrimonio?
  • ¿Cómo le hablo a mi cónyuge? ¿Soy crítico? ¿Estoy a la defensiva?
  • ¿Cómo manejo el conflicto? ¿Ataco, evito o culpo?
  • ¿Qué necesita mi cónyuge de mí? ¿Cómo lo sé? ¿Me baso en mi propia opinión o mi cónyuge me ha hablado sobre sus necesidades?
  • ¿Satisfago las necesidades de mi cónyuge regularmente? Si no es así, ¿por qué no?
  • ¿Regularmente le pregunto a mi cónyuge si estoy satisfaciendo sus necesidades?
  • ¿Trabajo en mi relación de amistad con mi cónyuge?
  • ¿Cómo le estoy mostrando amor y aprecio a mi cónyuge?

Pregunta 5: ¿Los problemas extramatrimoniales le están causando infelicidad?

El matrimonio de Miguel y Sandra cambió para bien cuando los exámenes médicos mostraron que Sandra tenía una condición de tiroides. Su condición le causaba irritabilidad, aumento de peso, frustración y fatiga. Una vez que ella comenzó a tomar los medicamentos para la tiroides, su salud mejoró y también así su matrimonio. Si usted o su cónyuge se están preguntando si el divorcio es la respuesta correcta, primero podría ser de ayuda buscar asistencia médica o sicológica. Considere asistencia médica para:

  • Problemas de salud mental.
  • Problemas de salud físicos.
  • Estrés crónico.
  • Trabajo excesivo.
  • Impedimento para dormir.

Pregunta 6: ¿Sabe lo que hace que un matrimonio sea saludable?

Durante los últimos 40 años, Gottman ha conducido estudios científicos de parejas para responder a la pregunta: “¿Los matrimonios saludables comparten las mismas características?”

Ya hemos discutido una similitud: Los matrimonios saludables aprenden a manejar el conflicto exitosamente.

Pero de acuerdo con Gottman, una segunda, e igualmente importante característica, es que la amistad y la confianza son el corazón de los matrimonios saludables.

Los hallazgos de Gottman hacen eco de otra fuente clave sobre el conocimiento de las relaciones: La Biblia. El teólogo Timothy Keller establece que la Biblia comienza con la premisa de que el matrimonio es amistad.

En su libro “El significado del matrimonio” (en inglés The Meaning of Marriage), Keller explica que cuando Dios le trajo a Adán a Eva, Él le trajo no solamente una amante, sino “la amistad que su corazón estaba buscando”. La Biblia lleva el concepto de amistad entre esposo y esposa a un nivel más profundo. Génesis 2:18 muestra el diseño de Dios para una mujer: “Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada». Es importante dar una mirada profunda a la palabra “ayuda”.

En el lenguaje español, “ayudante” a menudo implica alguien con una falta de habilidad o fuerza. En el lenguaje hebreo (el texto original), la palabra “ayudante” significa todo lo contrario. El texto hebreo dice que Dios hizo un ezer kenegdo – un ayudador. El término ezer es usado aproximadamente 20 veces en la Biblia. A menudo se refiere a Dios como nuestro “ayudador.” El Salmo 121:1-2 dice esto: “A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.” Viendo este contexto, la palabra “ayuda,” toma un nuevo significado. No significa que a Dios le hagan falta habilidades, ni que sea débil. Dios no hizo a la mujer como una “ayuda” en el sentido de la palabra en español. Él la hizo una aliada. Alguien con la misma fuerza manifestada en diferentes formas que en el hombre.

Por tanto, un matrimonio saludable es aquel donde el esposo y la esposa son aliados, dos personas trabajando por una meta en común. Si usted y su cónyuge se preguntan constantemente si el divorcio es la respuesta correcta, se vuelve esencial dejar de verse mutuamente como el enemigo y comenzar a verse como aliados. A menudo darse cuenta de que ambos están trabajando hacia un objetivo en común (una relación, una familia), ayuda a renovar la amistad que se necesita desesperadamente para superar las tormentas de la vida.

Pregunta 7: ¿Sabe que la tasa de divorcios no es tan alta como le han dicho?

La investigadora social Shaunti Feldhahn desafía la sabiduría convencional de que 50% de los matrimonios estadounidenses terminarán en divorcio. A través de un estudio riguroso de ocho años, Feldhahn encontró que “72% de los que han estado casados alguna vez, siguen casados con su primer cónyuge”. Basada en su investigación, Feldhahn cree que la tasa de divorcios en EE. UU. podría ser ¡tan baja como del 20 al 25%!

Al igual que Feldhahn, Philip Cohen, un profesor de sociología en la Universidad de Maryland, analizó las tendencias de divorcio en EE. UU. y descubrió que las tasas de divorcio cayeron un 21% entre 2008 y 2017. La disminución podría ser el resultado de que adultos elijan vivir juntos en lugar de casarse; sin embargo, Cohen sugiere que la evidencia apunta hacia una disminución continua del divorcio y una progresión hacia matrimonios más estables. Entonces, si se están preguntando si el divorcio es la respuesta correcta, las ciencias sociales sugieren que es posible salvar su matrimonio.

Pregunta 8: ¿Usted y su cónyuge asisten juntos a la iglesia regularmente?

En su publicación “Influencias religiosas en el riesgo de la disolución matrimonial”, los investigadores de la Universidad de Texas encontraron que la asistencia a la iglesia disminuye el riesgo de divorcio. Margaret Vaaler, Christopher Ellison y Daniel Powers examinaron características de casi 3,000 parejas casadas por primera vez. Sus hallazgos mostraron que el riesgo de divorcio es sustancialmente más bajo para las parejas que asisten juntas a la iglesia con regularidad. El estudio además indica que “personas que mantienen creencias teológicas conservadoras acerca de la Biblia pueden tener menos probabilidades de separarse o divorciarse con el tiempo”. Los resultados de la encuesta son consistentes con el dicho: “La familia que ora junta, permanece junta”.

Pregunta 9: ¿Sabes lo que dicen las Escrituras acerca del matrimonio y el divorcio?

La Biblia es clara en que Dios diseñó el matrimonio para ser un compromiso entre un hombre y una mujer para toda la vida. Una unión espiritual ocurre en un matrimonio. El apóstol Pablo lo describe como un “misterio profundo” (Efesios 5:31-32). Timothy Keller lo explica como un ejemplo de la relación de Dios con Su pueblo y el amor de Cristo por la iglesia.

¿Hay motivos para dejar un matrimonio, y divorciarse? En la Biblia, está claro que Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16). Es importante notar que este versículo no dice que Dios aborrece a las personas divorciadas. Pero Su corazón se quebranta cuando Él ve el dolor causado por el divorcio. Eso nunca ha sido parte de Su plan.

Entonces, ¿cuál es el plan de Dios para el matrimonio? En Mateo 19:3-9, Jesús les habla a los líderes religiosos sobre el matrimonio y el divorcio.

Algunos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron:

—¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?

—¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Le replicaron:

—¿Por qué, entonces, mandó Moisés que un hombre le diera a su esposa un certificado de divorcio y la despidiera?

—Moisés les permitió a ustedes divorciarse de sus esposas por lo obstinados que son —respondió Jesús—. Pero no fue así desde el principio. Les digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, el que se divorcia de su esposa, y se casa con otra, comete adulterio.

1 Corintios 7:15 brinda una razón adicional para el divorcio. El apóstol Pablo cita el abandono o la deserción voluntaria. En tal caso, el cónyuge agraviado “no está esclavizado.” Sin embargo, la excepción de Pablo solo aplica a un no creyente que deja o abandona a un cónyuge creyente, no a las acciones del creyente.

Elegir divorciarse nunca debería ser fácil o considerado sin tomar en cuenta el aporte de un consejero y una comunidad espiritual. Si un cónyuge infiel no muestra perspectivas de arrepentimiento o se rehúsa a aceptar ayuda y restauración, el divorcio es permitido. Sin embargo, Dios nunca pretendió que el divorcio fuera la respuesta.

Pregunta 10: ¿Se encuentra a salvo en su matrimonio?

La Biblia libera al cónyuge del lazo del matrimonio bajo circunstancias limitadas: inmoralidad sexual y abandono. Pero ¿qué hay de los cónyuges que sufren abuso? ¿Qué dice la Biblia acerca de una mujer casada con un hombre que es abusivo físicamente? ¿O del esposo de una abusadora de sustancias fuera de control? O peor aún, ¿un cónyuge casado con alguien con intenciones violentas o criminales? ¿La Biblia dice que los cónyuges deben permanecer en un matrimonio abusivo?

El abuso físico es inaceptable. Si usted — o sus hijos — sufren abuso físico, vaya a un lugar seguro.

Dios pretendía que el matrimonio fuera una bendición. Su diseño nunca incluyó abuso, violencia o maltrato físico. Incluso el abuso emocional, aunque no deja marcas externas, puede lastimar el corazón, la mente y el alma de una persona. Las víctimas frecuentemente se sienten indefensas, desesperadas, deprimidas o con pensamientos suicidas. Si usted se encuentra en una relación de abuso, busque ayuda de inmediato. Proverbios 22:3 nos dice que “El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias”. En este caso, el propósito de la separación es por seguridad. La intención debería ser que el cónyuge rebelde busque ayuda y se arrepienta para que la relación sea sanada y el matrimonio sea agradable a Dios. Pero si el cónyuge abusivo no se arrepiente y el otro cónyuge sigue en peligro, la reconciliación puede que nunca sea posible.

Pregunta 11: ¿Usted entiende el impacto que el divorcio tendrá en sus hijos y sus nietos?

Cualquiera que haya experimentado un divorcio sabe que su efecto continúa por décadas. El divorcio golpea como un tornado y deja un camino de devastación y dolor. Entre las víctimas, hay niños inocentes que deben lidiar con la destrucción durante años.

Jane Anderson es una profesora clínica retirada de pediatría en la Universidad de California, San Francisco. Anderson pasó casi 30 años estudiando la conexión entre la estructura familiar y la salud de los hijos. Sus hallazgos muestran que “con la excepción de padres que enfrentan violencia conyugal sin resolución, a los hijos les va mejor cuando los padres trabajan en mantener el matrimonio.”

El sicólogo fallecido Mavis Hetherington también estudió el efecto del divorcio en los hijos. Aunque el divorcio es doloroso para los adultos, afecta más a los hijos, especialmente en los años posteriores al divorcio. Los niños pueden estar en riesgo de manifestar problemas emocionales, sicológicos y de comportamiento. Los niños que experimentan el divorcio de sus padres también pueden sufrir problemas de apego. La resiliencia y los factores de protección pueden influir en los resultados posteriores al divorcio. Aun así, no podemos predecir a cuáles niños le irá mejor que a otros. Como el futuro de un niño es una apuesta, los cónyuges se deben hacer — y responder — la pregunta: ¿Estás dispuesto a jugarte el chance con tu hijo? No importa cuánto los padres intenten enmendar la situación, el divorcio es devastador para muchos niños y deja cicatrices emocionales, sicológicas y espirituales de por vida.

Adicional a los hallazgos de Anderson y Hetherington, la investigadora Judith Wallerstein también estudió los efectos a largo plazo del divorcio. Wallerstein estudió familias por más de 25 años y determinó que el divorcio puede dejar efectos perdurables de los que los niños quizás nunca se recuperen por completo.

Los cónyuges que se preguntan si el divorcio es la respuesta correcta, deberían preguntarse: ¿Entendemos por completo y asumimos la responsabilidad por el daño duradero que le causa el divorcio a nuestros hijos y nietos?

Pregunta 12: ¿Está listo para los desafíos financieros de largo plazo causados por el divorcio?

Linda Waite, una profesora de sociología en la Universidad de Chicago, ha estudiado las consecuencias financieras del divorcio. En su libro, “The Case for Marriage” (El Caso del Matrimonio, en español), Waite muestra que las parejas pueden trabajar juntas para construir riqueza, pero después de un divorcio, no hay apoyo mutuo. Por ejemplo, mantener dos hogares será más costoso. Aún si las finanzas son distribuidas equitativamente, el estándar de vida casi siempre decae.

El desafío se vuelve aún más complicado cuando hay niños de por medio. Las órdenes de manutención de los hijos a menudo no son suficientes para cubrir todos los gastos. El resultado es una nueva serie de retos. Las madres que se quedan en casa pueden necesitar encontrar trabajo fuera del hogar. Los padres en la fuerza laboral pueden necesitar incrementar sus jornadas, o aceptar segundos trabajos para llegar a fin de mes. Más horas de trabajo significan menos tiempo para el cuido, la enseñanza y las actividades de los niños.

Pregunta 13: ¿Han intentado terapia de matrimonios?

Si usted y su cónyuge están luchando, busquen ayuda. Conéctense con un grupo confiable de cristianos maduros o un pastor que pueda brindarles consejo sabio. También pueden buscar asesoría con un terapeuta matrimonial. Cuando busquen un consejero matrimonial, consideren las siguientes cualidades: Si usted quiere hablar con un terapeuta, busque a alguien con licencia y que tenga entrenamiento avanzado en las áreas del matrimonio y las relaciones. Considere estos puntos cuando busque un terapeuta calificado en matrimonios:

  • ¿El terapeuta tiene licencia?
  • ¿Tiene entrenamiento avanzado en matrimonios y relaciones?
  • ¿Cuál es la postura del terapeuta sobre el matrimonio?
  • ¿Cree el terapeuta en el diseño de Dios para el matrimonio?

Entreviste al menos a dos terapeutas que se especialicen en matrimonio y, si es posible, considere asistir a un retiro o seminario intensivo de matrimonios.

Pregunta 14: ¿Está preparado para el estrés físico y mental de un divorcio?

Muchos matrimonios se desmoronan por una razón desgarradora: Los cónyuges olvidan el valor de la relación. Eclesiastés 4:9-10 es un recordatorio de que las relaciones valen la pena. “Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!” (NVI).

El difunto profesor de la UCLA Dr. Robert H. Coombs revisó más de 130 estudios de parejas casadas. Concluyó que “a cada persona le conviene establecer y mantener una relación duradera con un cónyuge que le apoye emocionalmente. La falta de este recurso es un déficit de salud mental”.

Investigación adicional citada por “Harvard Health Publishing” sugiere que las personas casadas son:

  • Menos propensas a tener un ataque cardiaco o un derrame cerebral.
  • Menos propensas a sufrir de depresión.
  • Más propensas a tener más longevidad que una persona sola.
  • Más propensas a sobrevivir en una cirugía importante.

No debería ser sorpresa que una investigación científica sólida confirme el plan original de Dios para el matrimonio: que un cónyuge brinde compañía y apoyo sicológico.

Pregunta 15: ¿Le hará realmente feliz un divorcio?

Adicional a su libro “The Case for Marriage”, la profesora Waite investigó si el divorcio hace felices a las personas que eran infelices estando casadas. Sorprendentemente, la respuesta de acuerdo con esta investigación es no. El estudio de Waite encontró que el divorcio no ofrecía al cónyuge que no era feliz el alivio de la depresión, ni el divorcio estaba asociado con incrementos en el bienestar sicológico o la felicidad personal. La única excepción a la regla incluyó cónyuges que habían experimentado un matrimonio violento.

¿Es el divorcio la respuesta correcta? ¿Le hará feliz? La investigación de Waite desacredita el mito del divorciado feliz. Muestra que el divorcio conduce a una reducción en la felicidad y un incremento en la depresión.

¿Es el divorcio la respuesta correcta? ¿O hay esperanza?

¿Es el divorcio la respuesta correcta? En su libro, “The Case for Marriage”, Waite estudio a parejas a través de 5 años para verificar sus matrimonios. Ella encontró que aquellos que enfrentaron sus desafíos y manejaron los conflictos reportaron un matrimonio saludable y un cónyuge feliz. Las ciencias sociales indican que el cambio es posible.

Pero usted tiene mucho — mucho más — que la ciencia de su lado. El que creó su matrimonio está de su lado. “Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros” (Efesios 3:20 NVI).

Dios puede cambiar corazones. Puede traer sanidad incluso cuando ha habido una traición emocional o sexual. Él ofrece esperanza. Entonces, antes de preguntar si el divorcio es la respuesta correcta, pídale a Dios trabajar en su corazón y en el de su cónyuge. Invítelo a guiarle mientras busca respuestas. Él puede hacer mucho más abundantemente de lo que podemos pedir o imaginar.

*Los nombres han sido sustituidos.

Hombre y mujer enojados viendo sus celulares

Serie: La Decisión Del Divorcio

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© 2021 Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso. Escrito por la Dra. Angela Bisignano y publicado en inglés en focusonthefamily.com.

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