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El Duelo de la Infertilidad

Pareja de esposos sosteniendose de las manos

Cuando entramos en la pequeña iglesia rural de un solo aposento, mi papá apenas logró sostener a mi mamá. Al entrar, la explosión de color, el denso aroma a lirios y el rostro de mi abuelo en un ataúd de bronce la habían desequilibrado.

A los 9 años, yo era demasiado joven para entender por completo lo que estaba sucediendo, pero pude sentir la angustia de mi mamá. Entre más nos acercábamos al ataúd, más fuerte se volvía su llanto. Sus piernas flaquearon ante el peso de su tristeza. No había nada que yo pudiera hacer para aliviar el dolor.

Pasaron casi 20 años antes de volver a enfrentarme a un dolor físico tan intenso como este por un ser querido. Esta vez, el profundo dolor llegó cuando mi esposa, Kerrie, trataba de explicarme en una llamada telefónica y entre amargos sollozos, que el laboratorio médico había confirmado que no podíamos tener hijos. Otra vez, yo no podía hacer nada. Recuerdo que pensé: esto se siente como si alguien hubiera muerto.

El duelo es una parte real de la infertilidad. Puede intensificarse con los abortos espontáneos o las muertes fetales, pero el solo hecho de que una pareja no pueda concebir es suficiente para sentirse en duelo. La tristeza que Kerrie y yo experimentamos el día que recibimos los resultados del laboratorio fue tan profunda como la pena que habríamos sentido si ella me hubiera llamado para decirme que sus padres habían fallecido.

La Escritura confirma la conexión tan cercana entre ambas pérdidas. Proverbios 30:15-16 nos dice que la tumba y la mujer estéril son dos cosas que nunca podrán ser saciadas. La sensación de pérdida de la infertilidad resurgirá frecuentemente cada vez que las situaciones de la vida, tales como el ciclo menstrual o el nacimiento del hijo de otra pareja, desencadenen sentimientos dolorosos por perder la posibilidad de tener hijos.

El trayecto a través del dolor

No debemos temer miedo de sentir este dolor y de permitir que estas respuestas fluyan. Sin embargo, debemos vigilar que nuestra angustia no se convierta en desesperación.

La aflicción es compleja y usualmente está acompañada de una multitud de otras emociones. Debido a su complejidad, el duelo puede requerir de un tiempo considerable para ser trabajado. Sin embargo, la duración “normal” del duelo es difícil de definir.

Durante nuestro trayecto de duelo, Kerrie y yo encontramos dos acciones cruciales que nos permitieron tener un luto por nuestra pérdida que no nos llevara a la desesperación.

1. Reconocimos el duelo como un proceso e identificamos dónde estábamos en él.

C.S. Lewis una vez escribió, “La pena … resulta que no es un estado sino un proceso.” La clave es seguir adelante. Cuando nos bloquea la tristeza, nos arriesgamos a caer en la desesperación.

Vemos evidencia de esto en la vida de Ana (1 Samuel 1:7-11). Debido a su infertilidad, Ana se hundió en un estado de desesperanza que duró años. Finalmente, ella clamó al Señor y encontró nuevas esperanzas. Es fundamental que tomemos decisiones que eviten que nos mantengamos empantanados permanentemente en el duelo.

2. Nos enfocamos en las cosas correctas.

Al crecer, yo era un velocista de pista. Aprendí a enfocarme en lo que estaba frente a mí e ignorar los corredores en los carriles al lado y detrás de mí. Para ganar, necesité fijar mis ojos en la línea de la meta. También podemos atravesar el luto con más éxito si nos mantenemos enfocados en las cosas correctas: Jesús y la carrera que Él tiene para nosotros.

Una vida plena

La esterilidad física estaba más allá de nuestro control, pero Kerrie y yo podíamos tomar pasos para asegurar que no sufriríamos una esterilidad espiritual. Enfocándonos en Dios, podemos disfrutar una vida que no es “inútil, ni improductiva en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Peter 1:8, NVI).

Aunque nosotros hemos sido bendecidos con dos maravillosos hijos adoptados, Kerrie y yo aún experimentamos sentimientos de pérdida y la sensación de que algo nos hace falta. Pero finalmente, nos damos cuenta de que Dios está en el trono y hemos decidido enfocarnos en Él, en lugar de enfocarnos en nuestra pena.

Mujer orando por otra mujer

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© 2022 Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso. Originalmente escrito por Brad Nelson y publicado en inglés en focusonthefamily.com.

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