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Impartiendo la Visión de Dios para el Sexo y la Sexualidad

Esposos casandose en la playa

Pautas de conversación sobre de la intención divina para la creación de los sexos.

En esta serie:

  1. Homosexualidad, teología, y la Iglesia
  2. Impartiendo la visión de Dios para el sexo y la sexualidad
  3. ¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?
  4. Teología homosexual revisionista: ¿Es verdad que Dios les dijo…?

Separados de forma divina, ordenados de forma divina

En el entorno político tan cargado de hoy, es triste notar que los cristianos que creen en la autoridad de las Sagradas Escrituras parecen ser más reconocidos por las cosas que condenan, que por aquellas que defienden. Publicaciones recientes, tales como “unChristian” de David Kinnaman del Instituto Barna, señalan de forma certera, y a la vez, un tanto incomoda, la idea de que, quizás, la forma en que los cristianos se han involucrado en temas sociales importantes dentro de la cultura, como la homosexualidad, por ejemplo, no cumplen con el mandato bíblico de representar a Jesús, tanto en la defensa de la verdad, como en el ejercicio de la gracia.

Y aunque es evidente en las Escrituras que la homosexualidad es contraria con la intención de Dios para la creación de la sexualidad humana y, por lo tanto, es un pecado, con muchísima frecuencia parecemos comprometer una predicación más eficaz del evangelio de Cristo al enfocarnos principalmente en hablar acerca de lo negativo, y lo prohibido de este comportamiento, en lugar de impartir la visión positiva, vivificadora, y gloriosa que Dios tiene para el sexo y la sexualidad. Pareciera, después de todo, que hay verdad en el viejo refrán: “se atraen más moscas con miel, que con vinagre”.

Como parte de nuestro ministerio a familias, padres e individuos, Enfoque a la Familia ha trabajado durante décadas para proveer herramientas a la iglesia, para que pueda responder con verdad, valentía, y gracia a un tema complejo y, a menudo confuso, como la homosexualidad, en la vida de nuestros seres queridos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y hermanos y hermanas en la iglesia. Es precisamente porque amamos a quienes experimentan atracción por personas del mismo sexo, y porque nos mueve una gran compasión, que nos sentimos motivados a interceder en oración por cada persona y alentarlas en el camino, a menudo difícil, de enfrentar sus tentaciones de acuerdo con una ética bíblica de la sexualidad.

Un componente clave del mensaje de la gracia, compasión, amor y verdad es el marco general del plan de Dios para la sexualidad que se presenta en los primeros capítulos de la Biblia y se lleva a cabo hasta los últimos capítulos de Apocalipsis. Es una tragedia que gran parte de la iglesia evangélica ha fallado en enseñar esta comprensión básica de quiénes somos como hombres y mujeres y, en consecuencia, ha fallado en portar una imagen correcta de Dios como individuos y familias en este mundo.

La Biblia enseña, y la naturaleza nos demuestra, que los seres humanos son “sexualmente dismórficos”. Existen claras diferencias entre hombres y mujeres. A nivel teológico, ambos sexos reflejan la imagen de Dios. A nivel biológico, ambos son necesarios para la reproducción y el sustento de la vida. Desde esta perspectiva, podemos ver claramente la bondad de Dios al establecer límites, para nuestra propia protección, que enmarcan la expresión sexual al contexto del matrimonio entre un solo hombre y una mujer, que conduce a la procreación de una nueva vida y la formación de familias como el componente más básico de una sociedad estable y productiva.

Así impartimos una visión positiva, saludable, y pro-vida de parte de Dios para los dos sexos. Este es nuestro punto de partida, y nuestro enfoque principal, no las prohibiciones contra el comportamiento homosexual en la Biblia. Al hacerlo de esta forma, enmarcamos más apropiadamente la amplia variedad de asuntos culturales asociados con la sexualidad en el contexto de las Escrituras, produciendo así miel en lugar de vinagre.

Sexo y sexualidad: Separados de forma divina, ordenados de forma divina

Como cristianos, sabemos por el relato de la creación, en Génesis 1, que Dios llama a la creación (…Dios lo llamó…) por su palabra (“Y dijo Dios…”). También aprendemos que el orden de la creación requirió una serie de “separaciones”. Estas separaciones incluyen cielo y tierra, luz y oscuridad, día y noche, mañana y tarde, nubes y mares, agua y tierra seca. El concepto hebreo de “separación” tiene sus raíces en la palabra “kadosh” que, aunque a menudo se traduce como “santo”, aquí se refiere al concepto de ser “apartado” (separado) para el Señor. Así, en esta serie de separaciones, vemos una separación consagrada, un orden sagrado, que en su esencia refleja el ser apartado para el Dios Creador del Universo.

Fuera de este paradigma, el relato de la creación delinea una separación distinta para las plantas, luego las estaciones, seguida de todo tipo de criaturas vivientes que se encuentran en los mares, en la tierra, y en el aire. Finalmente, en el versículo 26, vemos la “cúspide” de la creación de Dios, el ser humano, llamado a existencia. Específicamente, no solo vemos una separación de los seres humanos de los animales, sino también una separación de la humanidad en dos sexos, masculino y femenino, completamente complementarios y, aun así, cada uno de ellos porta de manera única y misteriosa la imagen de Dios: “imago Dei”. Al reflejar la imagen de Dios como hombre y mujer, los seres humanos estamos llamados a hacer visible en esta tierra al Dios Creador invisible.

A través de los detalles distintos y particulares en la separación del hombre y la mujer, los seres humanos estamos llamados a representar a Dios en una mayordomía adecuada y ordenada de su buena y maravillosa creación. Así también, un hombre y una mujer se juntan en una unidad complementaria y son “una sola carne” para dar a luz una nueva vida que también, de alguna manera, se acerca a Dios y porta este imago Dei.

Como fue desde el principio, así es hasta hoy.

Claridad cristiana en medio de la confusión

  • Enfoque a la Familia se dedica a defender el honor, la dignidad, el valor y la igualdad inherentes de los dos sexos creados intencionalmente a imagen de Dios, masculino y femenino, sabiendo que cada uno aporta cualidades únicas y complementarias a la sexualidad y las relaciones.
  • Cada uno de los dos sexos es un don glorioso de Dios, y nuestra sexualidad está destinada a ser ofrecida a Él, ya sea en unidad complementaria con el otro en el contexto del matrimonio para la unión, la procreación y el deleite mutuo, o en el celibato por una devoción absoluta a Cristo.
  • El hombre y la mujer juntos, no solo reflejan la imagen de Dios sino que, su unión en una relación matrimonial para producir nueva vida, se usa en las Escrituras como la analogía más profunda e íntima de la relación de Dios con su pueblo. En ambos Testamentos, se presenta a Dios y su pueblo con frecuencia, como marido y mujer o como novio y novia. El relato de la creación en Génesis presenta esta imagen matrimonial basada en hombres y mujeres, y prepara el escenario para la unión final y eterna de Dios y Su pueblo, de Cristo y Su esposa, descrita en Apocalipsis.
  • El sexo biológico sí importa. En los últimos años, en algunos círculos teológicos se ha presentado una teología revisionista homosexual y “transgénero” que violenta el diseño intencional y claramente articulado de Dios para los sexos, distorsionando así la imagen y el plan de Dios para la sexualidad, el matrimonio, la familia, y el ordenamiento imparcial y correcto de la sociedad.

Defendiendo la verdad en amor y compasión

  • Afirmamos el diseño de Dios para los dos sexos, masculino y femenino, y la expresión sexual entre un hombre y una mujer en una relación matrimonial.
  • No estamos de acuerdo con la teología revisionista homosexual y “transgénero” por ser contradictoria con la doctrina cristiana fundamental, y la ética sexual judeocristiana que se encuentra en las Escrituras.
  • Debido a que la homosexualidad y el “transgenerismo” estan en contra del diseño intencional de Dios para el sexo y la sexualidad, creemos que esta es una batalla cultural y teológica que debemos enfrentar y ganar. El movimiento homosexual y “transgénero” de la actualidad está trabajando sistemáticamente para desmantelar el concepto del sexo biológico, que enseña la Biblia y que el mundo ha entendido ampliamente hasta el día de hoy. Si estos movimientos tienen éxito, habrá fuertes consecuencias para el matrimonio, la familia, y la sociedad en general.
  • Debemos recordar que aquellos que luchan con la atracción hacia el mismo sexo y los problemas de identidad de género han vivido vidas de gran dolor, confusión y rechazo. Aun cuando la intención de Dios para el sexo biológico y la sexualidad está siendo pervertida, así como Jesús salió al paso de los marginados de la sociedad para alcanzarlos, estamos llamados a compartir humildemente su amor encarnado en el Evangelio, a levantar a estas personas en oración y permitir que el Espíritu Santo traiga convicción, sanación y transformación.
  • Hacemos un llamado a todos los padres para que asuman un rol proactivo en el desarrollo de sus hijos enseñándoles sobre el matrimonio y brindándoles un sólido ejemplo de matrimonio cristiano, y de lo que significa ser hombre y mujer. A los niños se les debe enseñar que, así como cada vida individual tiene un valor inestimable, también cada uno de los dos sexos aporta sus propias características únicas, de un valor incalculable, a las relaciones, la familia y la sociedad. Los padres deben participar en la educación de sus hijos y responder con amor y verdad cuando se plantean temas de sexualidad que provocan controversia.
  • Los cristianos estamos llamados a proclamar la verdad y la belleza del diseño de Dios, así como la redención de la identidad sexual en nuestra vida, y en la cultura a través de Jesucristo. Como todas las demás, las personas homosexuales, bisexuales y “transexuales” necesitan desesperadamente la verdad de Dios, y merecen conocer el amor y la compasión de Cristo, demostrada en la interacción con su pueblo.

Pautas de conversación sobre la intención divina para la creación de los sexos.

  • Los intentos de cambiar las verdades bíblicas para adaptarlas a las experiencias humanas llevan a hombres y mujeres a aceptar mentiras. Aquellos con un interés personal en una teología pro-homosexual y pro “transgénero” a menudo tergiversan las Escrituras de maneras que desafían la lógica y el sentido común para apoyar su comportamiento.
  • El relato bíblico de la creación enseña que en el principio Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen (Génesis 1). Las distinciones de sexo sirven como base del matrimonio, la familia y, eventualmente, la sociedad. Según la voluntad de Dios, el hombre y la mujer coexisten en roles iguales y complementarios de maneras que reflejan misteriosamente quién es Dios, y conducen al mejoramiento de la civilización. Y aunque los roles basados ​​en el sexo han cambiado con el tiempo, y han variado entre las culturas, se ha mantenido una comprensión de las distinciones generales y específicas entre hombres y mujeres.
  • El movimiento que promueve la normalización de la homosexualidad y el “transgenerismo” redefine radicalmente la visión articulada para los sexos que se describe claramente en la Biblia. La imagen que los humanos tenemos de Dios como hombre y mujer refleja completamente, de forma misteriosa y gloriosa quién es Dios en este planeta.
  • La confusión que se aprecia en la teología revisionista homosexual y “transgénero” es un resultado directo de vivir en un mundo caído. Y al igual que con la tentación de la humanidad en el Jardín del Edén, el enemigo de Dios pone en duda el orden articulado claramente por Dios al reconocer una verdad bien conocida, para luego, complementarla con una mentira descarada. En este caso, la verdad sobre los dos sexos se intercambia con la mentira de que el hombre y la mujer no son importantes, pueden ser términos intercambiables e incluso “fluidos” para algunos individuos.
  • Si los movimientos homosexuales y “transgénero” logran redefinir el sexo biológico para incluir un número prácticamente ilimitado de “géneros”, entonces el concepto de sexo ordenado por Dios – masculino y femenino – perdería sentido.
  • Independientemente de los roles basados ​​en el sexo que existan o hayan existido dentro de las diferentes sociedades en un momento dado, siempre se han reconocido las distinciones generales y específicas entre hombre y mujer. Más importante aún, como cristianos, reconocemos que las distinciones generales y específicas entre hombre y mujer han sido instituidas por Dios desde el principio.
  • Irónicamente, los mismos activistas que nos dicen que la “orientación sexual” no se puede cambiar también quieren que creamos que, de alguna manera, si se puede cambiar el sexo biológico.
  • Los activistas homosexuales y “transgénero” están comprometidos a cambiar por completo la comprensión tradicional y bíblica de una de las distinciones más básicas e importantes en la creación, el sexo biológico.
  • Los esfuerzos para codificar el comportamiento homosexual y “transgénero” dentro de las políticas públicas provocan una desarticulación inevitablemente irremediable del principio organizador más básico de la vida humana y la sociedad – el sexo biológico – y lo despojan de todo sentido.
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  1. Véase también, por ejemplo, Sherif Girgis, Ryan T. Anderson y Robert P. George, “What is Marriage? (Nueva York: Encounter Books, 2012); Glenn Stanton, “”Why Marriage Matters”, (Colorado Spring: Piñon Press, 1997); y Linda J. Waite y Maggie Gallagher, “The Case for Marriage” (Nueva York: Broadway Books 2001).
  2. Moisés, Pablo y Jesús enseñan esta verdad: Génesis 2: 23-24; Mateo 19: 3 – 6; Marcos 10: 6-9; Efesios 5: 28-32.

© 20xx Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en inglés en focusonthefamily.com.

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