¿Cómo puedo saber si esto es apropiado en la intimidad sexual con mi cónyuge? ¿Es correcto practicar el sexo oral o anal?
Respuesta:
Antes de entrar en la cuestión de si el sexo oral y anal son apropiados, necesitamos sentar algunas bases. Como organización cristiana, basamos nuestras creencias sobre la sexualidad en la Biblia. Y las Escrituras dejan claro que el sexo nos fue dado como un regalo especial de Dios para ser disfrutado por un hombre y una mujer dentro de los lazos exclusivos del matrimonio. Y, además de esto, hay tres cosas importantes que la Biblia dice sobre el significado y el propósito de la intimidad sexual en el matrimonio. Estos principios nos orientan y dan forma a lo que deberían ser todas las expresiones de intimidad física en el matrimonio:
Es un elemento central para que el esposo y la esposa se conviertan en una sola carne (Génesis 2:24).
Es la forma en que los cónyuges participan en la obra continua de la creación de Dios a través del placer y el deleite de la procreación (Génesis 1:28).
Es un símbolo de la unión entre Cristo y Su Iglesia (Efesios 5:31-32).
Amor, libertad y abnegación en el matrimonio
Desde el punto de vista cristiano, el matrimonio es una relación de amor en la que un hombre y una mujer modelan, el uno hacia el otro, la naturaleza abnegada del amor de Cristo por Su Iglesia.
El sexo no debería ser algo “centrado solo en mí”. Por el contrario, está diseñado para hacer que se cumpla el principio de “dar y recibir” que caracteriza a las relaciones interpersonales. Es un misterio sagrado; un poderoso instrumento que produce unión, y que puede afectar la relación entre un hombre y una mujer como ninguna otra cosa puede hacerlo.
Sabemos que donde hay amor, ahí habrá libertad, y Dios ha dado a los cónyuges el privilegio de que sean ellos quienes definan la singularidad de su intimidad sexual. Nadie más tiene el derecho o la autoridad para decirles cómo comportarse en la alcoba, siempre y cuando sus acciones no vayan en contra de las Escrituras.
Pero también sabemos que el amor implica que cada cónyuge debe poner como su máxima prioridad las necesidades, los sentimientos, los deseos y las preferencias de su pareja. En otras palabras, el consentimiento mutuo es necesariamente básico para que toda expresión sexual sea saludable entre los cónyuges.
El consentimiento involucra que ambos cónyuges sepan qué es lo que se propone y qué es lo que se espera, y que entiendan cuáles son las implicaciones físicas y emocionales de la actividad propuesta. Además, que se sientan en la libertad de discutir sobre esto, sabiendo que ambos son siempre libres de decir “no”.
El respeto, la humildad y la comprensión son elementos esenciales en todas las relaciones humanas, pero en el matrimonio son de máxima importancia. Por eso, nunca se debe presionar a ninguno de los cónyuges para que participe en una actividad sexual con la cual se sienta incómodo. El sexo conyugal debe seguir los principios de una relación saludable, y nunca se debe tratar de manipular en aras del placer personal de uno de los cónyuges.
Pero ¿qué pasa con el sexo oral y anal?
La Biblia nunca aborda la cuestión del sexo oral en el matrimonio. Cuando se trata de sexo oral, las parejas deben usar su propio juicio. (Somos conscientes de que algunos cristianos tienen fuertes reservas sobre el sexo oral, y respetamos su punto de vista).
Por otro lado, prevenimos firmemente a las parejas sobre el sexo anal. El sexo anal parece violar el concepto bíblico de respeto mutuo y disfrute entre los miembros de la pareja. Los renombrados terapeutas sexuales cristianos Clifford y Joyce Penner han dicho que la mayoría de las mujeres que practican sexo anal con sus esposos admiten que no es algo que disfrutan, y que, de hecho, se sienten violadas.
Además, el sexo anal plantea graves riesgos médicos, como infecciones bacterianas y virales en la vagina, el pene, el recto y el ano. Por no mencionar que el tejido rectal es más delicado y vulnerable al desgarro y la rotura que el tejido vaginal.
La intimidad sexual en el matrimonio es un proceso que dura toda la vida.
Por encima de todo, tiene la capacidad de rodear nuestra relación de gracia mientras crecemos y aprendemos juntos en el camino de la vida.
Diferentes formas de expresión sexual pueden ser apropiadas de acuerdo con los diferentes momentos de vida: cuando se es más joven o más mayor; en momentos de estrés o de alegría; durante el embarazo, el parto y la crianza; durante y después de la menopausia… y la lista podría continuar.
Pero sea cual sea la etapa de la vida, las actitudes sanas hacia la intimidad sexual en el matrimonio se caracterizan por la franqueza, la oración, la vulnerabilidad, la flexibilidad y la disposición a tener una buena comunicación.
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Sexualidad y Matrimonio
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