|Bethany Hamilton: Unstoppable, el nuevo documental sobre la famosa surfista femenina, es una historia de amor. No tanto sobre el amor de Hamilton por Dios o su esposo (Adam Dirks) o su hijo (Tobías), aunque claramente los ama a todos. No, el romance en el que se enfoca esta película es entre Bethany y el océano, y el deporte que le ha dado, y le ha quitado tanto.
“Es mi pasión y mi amor”, dice Bethany sobre el océano. “Pero [es] también mi lugar de sanidad y reflexión”.
Muchos pueden encontrar que el uso de Bethany de la palabra “sanidad” es un poco extraño, dado que un tiburón le dio un mordisco infame en el brazo izquierdo en 2003, cuando solo tenía 13 años (como se dramatizó en la película de 2011-Soul Surfer). Pero como vemos, el amor de Hamilton por este mundo acuático es demasiado fuerte para ser extinguido por una mera extremidad perdida.
UNA FAMILIA DE SURFISTA
La película nos cuenta que Bethany nació de un par de surfistas: Charilyn y Thomas Hamilton se conocieron a través del deporte. Y cuando se casaron y tuvieron hijos, Charilyn nos dice que “todo fue diseñado para cuidar de la familia y tener tiempo para surfear”. Bethany mostró un talento inusual bastante temprano. A los 8 años, dice que sabía que iba a ser profesional.
Ella también podría hacerlo pues el estante de trofeos de la familia se llenó con sus premios. Esta cinta sugiere que Hawái (el estado natal de Bethany) estaba experimentando una gran oleada de chicas surfistas con talento a principios de los 2000, pero ella era la mejor del grupo. “Bethany fue la que venció”, dice su amiga y futura tres veces campeona mundial, Carissa Moore.
Nada podía mantener a Bethany fuera del agua, ni siquiera sus temores. Cuando se le preguntó antes del accidente si le tenía miedo a los tiburones, una joven Bethany admitió que sí.
“¿Cómo lidias con eso?”, Le preguntaron.
“Sólo oro”, dijo Bethany.
LAS PRUEBAS DE BETHAN
No vemos el horroroso incidente que reclamó el brazo de Bethany, aunque sí vemos su tabla de surf (con una gran mordida masiva, casi caricaturesca) y la niña en el hospital. Pero Bethany nos dice que en solo seis días, ya estaba planeando su regreso al océano, para surfear sin un brazo.
Las pruebas que enfrentó para hacer ese regreso fueron, por supuesto, enormes. La película sugiere que no solo se enfrentó a los desafíos físicos. El ataque de los tiburones, junto con la fuerza de hierro de Bethany para volver al surf, convirtió a la adolescente en una estrella. Y como cristiana fuerte y abierta, también se convirtió en un modelo a seguir centrado en la fe, con todas las presiones adicionales que conlleva la responsabilidad. Pero todas las apariciones y reconocimientos de los medios de comunicación también afectaron su capacidad para competir. Sin darse cuenta, se convirtió primero en una celebridad, en un segundo lugar, surfista.
“Estaba viendo a muchos de mis buenos amigos calificar y ganar títulos mundiales, y yo me quedé atrás”, dijo. “No podía dejar de pensar en lo que podría haber logrado si no hubiera perdido mi brazo”.
Pero el océano nunca perdió su atracción sobre Bethany. Imparable nos muestra cómo, a través de las lesiones, el matrimonio y un embarazo inesperado, ella continuó con su deporte, mostrándonos, a veces con dolorosos detalles, sus fracasos y también sus éxitos. Cuando se presiona para mejorar sus habilidades de navegación aérea, por ejemplo, vemos un momento en el que se estrella con fuerza. Se sienta en su tabla, la sangre gotea de su boca, llorando más de frustración que de dolor.
Pero ella lo intenta de nuevo.
CUANDO SURFEO, SIENTO PLACE
Unstoppable no es un documental antiséptico en ningún nivel. También vemos a Bethany sangrar en otra parte. Ella y otros surfistas son revolcados espectacularmente a veces. Y, como es de esperar, un montón de bikinis y otros atuendos para nadar están en constante exhibición. También hay un poco de malas palabras: en las viejas imágenes de 2003 del accidente de Bethany, un sujeto de la entrevista deja volar la primera palabra, una inclusión inusual en una película clasificada para 13 años. Oímos uno o dos abusos del nombre de Dios, también.
Pero si puedes navegar por esos puntos de presión, Unstoppable ofrece una historia indudablemente inspiradora.
Vemos entrevistas con los padres obviamente amorosos de Bethany, así como con amigos y rivales de apoyo. Nos reunimos con el esposo de Bethany, Adam, quien hizo muchos sacrificios para apoyar la carrera de surfista y de celebridad de Bethany. (“No podría estar donde estoy hoy sin la forma en que me ha apoyado”, admite.) Vemos el tipo de impacto positivo que ha tenido en sus admiradores, desde niñas pequeñas con ojos estrellados hasta, como dice Adam, “Chicos de apariencia dura con barba”.
Y escuchamos a Bethany hablar de su fe a menudo. “Realmente, es Dios quien me ayudó a superar todo eso”, nos dice, y agrega: “Él me dio esta pasión por el surf”.
Eso se siente como un eco de la declaración de Eric Liddell en la película ganadora del Oscar Carros de Fuego. “Creo que Dios me hizo con un propósito, pero también me hizo rápido”, dice el corredor olímpico en la película.
(traducido por María C. Chacón León)