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Mujer y hombre caminando por la playa

Doce hábitos que pueden acabar con el matrimonio más sólido

Dave Wills, asesor matrimonial, propone en su blog en Patheos doce hábitos potencialmente destructivos sobre los que establecer vigilancia y, en su caso, corregir:

1. Criticar continuamente          
Cuando se enciende una luz de aviso en el panel de su coche, significa que algo no va bien bajo el capó y requiere atención inmediata. Una de las mayores “luces de aviso” en un matrimonio es el tono de constante criticismo. Cuando el marido y la mujer empiezan a ser los mayores críticos uno del otro en vez de ser sus mayores motivadores, y cuando empiezan a centrarse solo en lo negativo y no en lo positivo, se crea una espiral descendiente que con frecuencia conduce al divorcio.

2. Dividirlo todo entre “lo de él”  y “lo de ella”      
Cuando marido y mujer tienen cuentas bancarias distintas, aficiones distintas, amigos distintos y sueños distintos, corren el riesgo de crear vidas completamente distintas. El matrimonio combina; el divorcio divide. Cuanto más puedan compartir, más fuerte será su matrimonio.

3. Poner el matrimonio “en espera” mientras se cría a los hijos         
He visto derrumbarse demasiados matrimonios porque dos personas bienintencionadas se centraron demasiado en sus hijos y olvidaron seguir invirtiendo en el matrimonio. Algunas parejas reducen su relación a una sociedad de coeducación, y al final, cuando los niños han crecido, descubren que crearon un nido vacío y un matrimonio vacío. Dele a sus hijos el regalo de ver a sus padres en un matrimonio que se ama y que crece. Modele el tipo de matrimonio que hará que sus hijos deseen casarse algún día.        

4. Darse mutuamente las “sobras” 
Algunas parejas tienen lo que yo llamo “matrimonio de compañía de televisión por cable”. ¿Se ha dado cuenta de que las compañías de televisión por cable le dan su mejor producto y servicio al principio de la relación, pero que, cuando termina el “periodo inicial”, le dan lo menos posible que lo mantenga contratado? Algunas parejas casadas se daban uno al otro lo mejor al principio de la relación, pero con el paso del tiempo comienzan a darse uno al otro las sobras. Esfuércense por seguir dándose lo mejor uno al otro. Profundicen en darse amor, respeto y amistad en todas las etapas del matrimonio.   

5. Guardar rencores y “llevar la cuenta”      
Si usted lleva casado más de quince minutos, lo más probable es que su esposo o esposa haya hecho algo que le moleste y usted haya hecho algo que le moleste a él o ella. Cuando nuestras palabras o actos hacen daños, es imprescindible admitir el error rápidamente y pedir perdón. Cuando su cónyuge le ha hecho daño, es imprescindible que usted ofrezca rápidamente la posibilidad de reconciliación, para reconstruir la confianza y para que la amargura no encuentre lugar para echar raíces en su corazón. No utilice heridas antiguas como munición en las discusiones. Deje que el perdón circule libremente en su matrimonio. Ningún matrimonio puede sobrevivir sin él.       

6. Confiar en sus “sentimientos” más que en sus compromisos    
Habrá días en los que usted no se “sentirá” a gusto estando casado/a, pero los sentimientos son volubles y nunca deben ser nuestros consejeros principales en las decisiones importantes. A menudo los “sentimentos” conducen a la gente al adulterio. Las parejas que mejor funcionan han descubierto que el amor es un compromiso, no solo un sentimiento. Su compromiso mutuo persiste independientemente de lo que sientan. La fortaleza de ese compromiso les permite tener una intimidad más profunda, una conexión más fuerte y un matrimonio más feliz. 

7. Tomar decisiones sin consultar a su esposo o esposa       
Nuestro orgullo puede convencernos muchas veces de que no tenemos que preguntar nada a nadie y debemos ser capaces de tomar decisiones sin consultar a nadie. ¡El orgullo ha sido la perdición de tantos matrimonios…! Las parejas más sanas han aprendido que toda decisión que toman individualmente repercutirá de alguna manera sobre el otro, así que se consultan uno a otro respetuosa y amablemente toda decisión.  

8. Intentar cambiar al otro      
Si usted “intenta” cambiar a su cónyuge, ambos acabarán frustrados. Como probablemente ya sabe, usted no puede cambiar al otro, solo pueden amarse mutuamente. La única parte del matrimonio que puedes cambiar es la que ves cuando te miras al espejo. Esté dispuesto a cambiar sus respuestas al comportamiento de su esposo/a. Busquen formas de amarse y servirse uno a otro cuando tengan perspectivas o preferencias distintas. Probablemente ambos terminarán “cambiando” para bien durante el proceso.

9. Planificar una estrategia de salida
Las parejas más sanas han eliminado la “palabra con D” (divorcio) de su vocabulario. Cuando amenazamos con el divorcio o comenzamos calladamente a fantasear con la idea de vivir con alguien nuevo, estamos destruyendo el fundamento del matrimonio. Las parejas que funcionan bien no son las que nunca tienen una razón para divorciarse; son, simplemente, aquellas cuyo compromiso mutuo siempre es mayor que sus diferencias y fallos.      

10. Ocultar el hecho de que estás casado   
Si usted está ocultando deliberadamente su estatus como persona casada o está transmitiendo “disponibilidad” flirteando, quitándose el anillo o actuando como soltero con sus amigos solteros o en los bares, entonces está traspasando los límites. Esos engaños sutiles son en sí mismos formas de infidelidad, aunque nunca desemboquen en un encuentro sexual.
 
11. Ver pornografía o leer novelas o cómics eróticos como si fuese “entretenimiento inocuo”  

Cuando usted tiene fantasías sexuales en las que no está su cónyuge, es un acto de infidelidad mental. Toda intimidad auténtica y toda infidelidad comienza en la mente; no en la cama. Si sus ojos y sus pensamientos vagabundean lejos de su espossa, entonces su corazón irá detrás. Hace dos mil años, Jesús enseñó: “Quien mira a una mujer con lujuria ya cometió adulterio en su corazón”. No sea solo físicamente monógamo. Esfuércese por ser mentalmente monógamo.

12. Ser egoístas   
Todos somos egoístas por naturaleza, pero el matrimonio solo puede funcionar cuando dejamos de lado nuestro egoísmo y ponemos las necesidades de nuestro esposo o esposa por encima de nuestras propias necesidades. Cuando ambos cónyuges están dispuestos a amarse generosamente y a servir así uno al otro, el matrimonio prosperará. La parte difícil es que usted debe querer ir por delante y ser generoso incluso en aquellos momentos en los que él/ella no está correspondiendo de la misma manera. Sus actos podrían dar la vuelta a las cosas. Elija ser un termostato, no un termómetro. Un termómetro siempre se ajusta a la temperatura de la habitación, pero un termostato cambia la temperatura de la habitación. Sea usted el factor de cambio. ¡Tiene más influencia de la que cree!

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Luchando Por Un Mejor Matrimonio

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