Por Danny Huerta, PSYD, MSW, LCSW, LSSW
Podemos ayudar a nuestros hijos a experimentar verdadera libertad en el manejo de sus emociones y situaciones difíciles. Utilizar ciertas palabras o frases les ayudarán a pensar sobre la vida de forma diferente.
Las emociones pueden abrumar hasta la mente más saludable. La mente de los niños no está naturalmente equipada para darle un sentido lógico a emociones intensas y a situaciones difíciles. Pero los niños sí están equipados con la capacidad de adaptarse y cambiar de opinión. De hecho, la distracción que normalmente presentan los niños pequeños puede ser útil a la hora de enfrentarse a las situaciones difíciles. Es interesante ver que cuando los niños sienten que tienen poco control, tienden a usar ciertas palabras y a hacer ciertas preguntas para tratar de crear orden cuando lidian con sus emociones.
Como padres, podemos ayudar a nuestros hijos a entender el poder de estas palabras, y el modo en que pueden afectar la forma en la que piensa una persona. Debemos guiar a nuestros hijos para que usen palabras saludables durante circunstancias difíciles, palabras que les ayuden a tener perspectivas positivas y les den las herramientas para superar los desafíos de la vida, y logren un replanteamiento mental de los momentos que son difíciles de manejar.
Palabras que los niños usan al lidiar con sus emociones
Veamos cuatro palabras diferentes que los niños pueden utilizar cuando intentan procesar el mundo que les rodea. La forma en que nuestros hijos utilicen estas palabras, frases y preguntas mientras conversan con nosotros, determinará cómo podemos moldear su pensamiento de manera positiva. El poder de las palabras puede tener un impacto significativo en la mentalidad y la realidad de un niño.
“¿Y qué pasaría si….?”
La pregunta “¿qué pasaría si…?” tiende a surgir cuando la realidad de un niño es dolorosa o cuando las preocupaciones inundan su mente. Esta pregunta puede crear una tormenta de preocupaciones y pensamientos catastróficos. Por otro lado, también puede hacer que la mente de los niños llegue a buenas conclusiones. Lo extraordinario de la pregunta “¿qué pasaría si…?” es que puede ayudar al cerebro a dar flexibilidad a las historias de la vida; las historias no son fijas, son dinámicas. La pregunta “¿qué pasaría si…?” pueden difuminar las emociones negativas cuando se buscan explicaciones.
Considere las siguientes preguntas:
- “¿Qué pasaría si fuera un mejor jugador de futbol? ¿Papá me amaría más?”
- “¿Qué pasaría si fuera más delgado o guapo? ¿Mamá estaría orgullosa de mí?”
- “¿Qué hubiera pasado si mi papá y mi mamá no se hubieran divorciado?”
- “¿Qué pasaría si mi mamá perdiera su trabajo?”
Cada una de estas diferentes preguntas representan algunos escenarios que les harían enfrentarse con emociones dolorosas, lidiar con el pasado y tratar de recuperar la sensación de control. Estas preguntas intentan anticipar el futuro y visualizar un escenario ideal. Sin embargo, hacer preguntas del tipo “¿qué pasaría si…?” puede promover sentimientos de ansiedad y preocupación por el futuro, a no ser de que usted las aborde rápidamente como padre, o ayude a su hijo a aprender formas positivas de utilizar las preguntas del tipo “¿qué pasaría si…?”.
“Debería”
La palabra “debería” comunica una demanda y una expectativa específica. Transmite una imagen inflexible de cómo deberían producirse los acontecimientos o cómo debería ser la vida. Crear declaraciones con la palabra “debería” ignora que no podemos controlar las acciones, los pensamientos o las decisiones de otras personas. Es una perspectiva rígida que no permite la flexibilidad de la historia.
Estas declaraciones de expectativas pueden sonar algo como esto:
- “¡Mi padre debería pasar más tiempo conmigo!”
- “¡Los padres no deberían abandonar a sus familias!”
- “Mi madre no debería beber”.
- “Mi mamá no debería gritar”.
Estas afirmaciones pueden ser correctas, pero ¿qué impacto emocional tiene la palabra “debería” sobre alguien? Observe que es exigente e inflexible; crea expectativas. Cuando alguien o algo no cumple estas rígidas expectativas, los niños pueden sentirse decepcionados, frustrados, juzgados o enfadados. El poder de palabras tan pequeñas como “debería” puede tener un impacto enorme.
“Me pregunto”
La pregunta “me pregunto…” revela mucho de las preocupaciones e inseguridades de nuestros hijos. Puede ser una oportunidad para saber cómo están afrontando las emociones. En mis sesiones de terapia he escuchado a los niños preguntarse lo siguiente:
- “Me pregunto si mis padres se van a divorciar”.
- “Me pregunto si mi padre me quiere”.
- “Me pregunto por qué mis padres discuten tanto”.
- “Me pregunto si mi padre tendrá tiempo para jugar este fin de semana”.
Ayude a sus hijos guiándolos a hacerse estas preguntas utilizando la palabra “podría” (que explico más adelante) con el objetivo de ayudarles a aceptar algunos resultados diferentes. Por ejemplo, si su hijo se dice: “Me pregunto si mi madre y mi padre seguirán juntos”. Usted puede convertir esa pregunta en una afirmación que lleve la palabra “podría”, por ejemplo: “Mis padres podrían decidir separarse, y lo que puedo controlar es _______”.
En las primeras etapas del desarrollo de los niños, los cuestionamientos de este tipo suelen comenzar con preguntas que buscan entender cómo se aplican las cosas en su mundo o cómo funcionan las cosas. A medida que van avanzando en su desarrollo, pueden cambiar y preguntarse qué piensan los demás o de qué formas las cosas pueden salir mal.
Dios despierta nuestro asombro y nuestra curiosidad. Darse cuenta de cómo las cosas pueden ser diferentes dentro del contexto de un Dios amoroso y de Su reino puede traer verdadera libertad a la mente y al alma de una persona.
“Me pregunto” no sólo expresa la curiosidad, sino también las esperanzas y los deseos cuando las cosas parecen estar fuera de control. Es esencial ayudar a los niños a expresar abiertamente estas preguntas y a hacer frente a sus emociones y a lo que está influyendo en la dirección de la expresión: “me pregunto”.
“Podría”
“Podría” es una de las palabras más útil que los niños utilizan para afrontar las emociones y las circunstancias. El poder de esta palabra da libertad y flexibilidad, porque permite al niño aceptar que algunas cosas están fuera de su control, y lograr entender que la vida seguirá siendo buena, incluso cuando las cosas no salgan como estaban previstas.
Aquí hay un par de ejemplos:
- “Mi madre y mi padre podrían haber seguido casados, pero decidieron divorciarse. Yo podría seguir intentando tener una buena relación con ambos, o podría seguir enfadado”.
- “Mi padre podría haberse quedado, pero eligió abandonar a la familia. Podría perdonarle y escribir mi propia historia, o podría seguir enfadado y tener dificultades en mis relaciones.”
“Podría” brinda algunas oportunidades para que nuestros hijos aprendan a dar gracia y perdón. Permite que nuestros hijos dejen de esforzarse por controlar cosas que no son controlables.
Una elección que da libertad
Todas las madres y los padres son imperfectos, y algunos dejan profundas heridas y algunas preguntas difíciles. Los hijos que son abandonados en medio de todo este desconcierto podrían ser controlados y definidos por las heridas y las inseguridades. Por otro lado, podrían aceptar lo que fue, y elegir la libertad. libertad para perdonar, libertad para amar a los demás, libertad para controlar las cosas controlables y libertad para escribir una historia de vida de redención y resiliencia. El camino hacia la libertad se encuentra en el poder de estas palabras.
Ayude a sus hijos a cambiar las conversaciones con pensamientos como: “¿qué pasaría si..?”, “me pregunto….”, y “debería”, por pensamientos que empiecen con la palabra: “podría”. Utilizar el poder de la palabra “podría” da sentido a las situaciones difíciles, ayudará a dirigir sus pensamientos hacia la libertad y hacia una responsabilidad personal saludable.
La naturaleza humana afecta la forma en la que lidiamos con las emociones
La naturaleza humana hace que nos preguntemos primero: “¿qué pasaría si…?” y que utilicemos afirmaciones como: “debería”. Esas preguntas serán el primer lugar al que sus hijos tiendan a ir cuando traten de hacer frente a las emociones y las circunstancias en sus vidas.
Como humanos, nos cuesta mucho confiar. La confianza es necesaria para tener una mentalidad que nos permita preguntarnos “qué podría pasar”, y dejar la puerta abierta para que ocurra cualquier cosa. La mayoría de la gente quiere tener el control de todo lo que ocurre a su alrededor. Pero el control puede ser una ilusión. Piénselo: ¿Cuánto control tiene en su día a día? Y cuando se esfuerza por controlar las cosas, ¿le parecen más difíciles de conseguir?
Si nos basamos en las preguntas “qué pasaría si” y “debería”, seguimos nuestra naturaleza humana. Vivir de acuerdo con lo que el cuerpo quiere y cree que necesita se vuelve restringido y puede limitarnos. Sin embargo, si vivimos con la confianza de que Dios dirigirá nuestros caminos hacia el rumbo en que deben ir, y enseñamos a nuestros hijos a vivir de esta manera, podemos encontrar la libertad.
Libertad a través de la palabra de Dios
En Filipenses 4:4-9, Pablo escribe las palabras “dejen” (dejen que su amabilidad sea evidente a todos) y “peticiones” (presenten sus peticiones a Dios). Estas palabras indican confianza y relación con Dios. Piense en sus cuestionamientos, ¿sobre qué cosas tenemos curiosidad? ¿Sentimos curiosidad por lo que Él está haciendo? ¿Imaginamos que Dios es real y está absolutamente en control?
Las palabras que hemos tratado en las sesiones anteriores (“¿qué pasaría?”, “¿me pregunto?”, y “debería”) son palabras muy importantes cuando se trata de la lucha mental que tenemos sobre lo que esperamos en la vida. ¿Qué es lo que impulsa estas palabras? ¿Hay fe, esperanza y amor? Dependiendo del motivo que tenemos para usar las palabras “¿qué pasaría si”, “me pregunto” y “debería”, estas palabras pueden tener una dirección positiva. Por ejemplo, si “¿qué pasaría si..?” está impulsado por el optimismo, y “me pregunto” con un optimismo reverente, y “debería” con una obediencia amorosa, entonces el poder de estas palabras está lleno de posibilidades. Sin embargo, la palabra “podría” puede ayudarnos inicialmente a encontrar lo que realmente está motivando nuestras palabras. Enseñe a sus hijos a escoger las palabras que usará en sus pensamientos mientras navegan por la vida.
Ejemplos Bíblicos
Cada uno de estos seguidores de Dios entendió que podía seguir a Dios o no – y a un costo. Eligieron la relación con Dios, que transformó las motivaciones detrás de sus pensamientos y palabras. La relación con Cristo tiene el poder de transformar lo que impulsa nuestros pensamientos y palabras.
- Es muy probable que David tuviera que usar palabras del tipo “qué pasaría si” para averiguar cómo proteger a sus ovejas.
- Los magos probablemente usaron palabras del tipo “me pregunto” mientras seguían la estrella para ver a Jesús.
- David, Ester, Daniel, Pablo y otros usaron palabras “debería” movidos por una pura y reverente obediencia a Cristo.
En Filipenses 4, Pablo dice que la gratitud es el componente central para cuidar nuestra mente y encontrar paz. Y continúa diciendo: “consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio” (Filipenses 4:8, NVI) Si pensamos en estas cosas, veremos la vida de manera muy diferente en nuestro camino hacia el descubrimiento de la paz de Dios.
La instrucción de Pablo en Filipenses, junto con la descripción del nuevo yo (Colosenses 3) y la armadura de Dios (Efesios 6: 10-20), conduce a una persona hacia la libertad mental y espiritual al plantearse preguntas del tipo “podría”. Por ejemplo, “podríamos” ponernos la armadura de Dios para recibir fuerza y protección espiritual. Todo se reduce a esta pregunta: ¿Quieres seguridad espiritual o no? Si la respuesta es “sí”, esto es lo que “podrías” hacer para alcanzarla. Encontrar la seguridad espiritual poniéndose la armadura de Dios requiere acción de su parte, pero no es algo que necesariamente “debería” hacer. Pero, ¿los beneficios de lo que podría hacer superan las cosas negativas?
Viviendo en el Espíritu
Romanos 8:5 nos habla de vivir en el Espíritu Santo. Usted “podría” vivir en la carne o “podría” vivir en el Espíritu. Todos tenemos el potencial de elegir seguir los deseos de nuestra mente y cuerpo, y preocuparnos por el futuro, creando expectativas sobre cómo “debería” ser. Esa es nuestra carne mortal tratando de dirigirnos por la vida. Vivir en el Espíritu es una elección que significa vivir en el presente y descubrir lo que usted “podría” hacer según el plan de Dios. Es seguir la dirección de Dios y guiarse hacia donde debe ir. Si vivimos en la carne, la vida estará llena de frases como “¿qué pasaría si…?” y “debería”; pero Dios nos llama a vivir por el Espíritu. Puede que no garantice la seguridad física, pero garantiza la seguridad espiritual en Cristo.
Podemos elegir confiar en Dios y ver el mundo a través de sus ojos. Él promete que tenemos acceso a su Espíritu Santo en cualquier momento y que nos dará conocimiento si lo pedimos. Utilizando el poder de estas palabras, tenemos que demostrar a nuestros hijos que vivir la vida en el Espíritu Santo les ayudará a ver el mundo a través de un lente más amplio.
Elegir la relación
Usted puede decir: “Yo podría ser un hijo de Dios, y esto es lo que podría pasar”. Imagine que Dios está conduciendo un coche, y le ha invitado a dar un paseo con Él. ¿Estamos sentados en el asiento del copiloto, entusiasmados por lo que podría ocurrir en el viaje por carretera? ¿O nos decepcionamos y enfadamos cuando no nos detenemos donde esperábamos, sin darnos cuenta de que hay algo mejor justo al final del camino? Usar la palabra “podría” nos ayuda a estar abiertos y entusiasmados con lo que la vida nos trae y nos permite ser flexibles con los resultados inesperados.
Ayude a sus hijos a experimentar la verdadera libertad usando el increíble poder de palabras como “podría”. Dios desea una relación con usted y sus hijos, y Él quiere darles a cada uno de ustedes abundantes bendiciones. Seguir sus mandamientos y crecer en esa relación con Él los conducirá hacia la libertad.
Algunas preguntas para iniciar conversaciones profundas
Aquí hay algunas preguntas que pueden iniciar una conversación entre usted y sus hijos sobre el poder de las palabras y cómo pueden utilizarlas para hacer frente a las emociones:
1. Lea Colosenses 3:12-17. ¿Qué significa la palabra “cambio”? ¿Qué cosas te hacen cambiar? ¿Amigos? ¿Presiones? ¿Influencias? ¿Las Escrituras? ¿Padres? ¿Miedo? ¿Ira?
2. ¿De qué manera podemos utilizar bien la palabra “podría” en nuestro hogar?
3. ¿Cómo podemos usar las frases “qué pasaría si”, “me pregunto”, “debería” de una forma que estén siendo impulsadas por la fe, la esperanza y el amor?
4. ¿Cuáles son las palabras combustibles que podemos utilizar más a menudo en nuestra familia? ¿Qué palabras te ayudan a motivarte? Haz una lista de ellas y ponlas en tu nevera.
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