La generación del Millennial está formada por todos aquellos jóvenes que llegaron a su vida adulta con el cambio de siglo. ¿Qué les diferencia de otras generaciones? Para estos jóvenes, el internet y las redes sociales son herramientas naturales en su día a día; las necesitan para hacer sus transacciones, enterarse de lo que sucede en el mundo y compartir lo que son a través de ellas. Es una forma de vida en un mercado más global que inicia a partir de los años 80 con toda una serie de retos importantes.
Como padres, debemos estar actualizados con los términos que socialmente definen las generaciones y sus características. ¿Quiénes son los Millennials? y ¿qué debemos tener en cuenta en la relación entre padres e hijos?
Primero debemos ahondar en el porqué de las clasificaciones entre las generaciones. Cada generación X, Y o Z va a estar marcada por un acontecimiento socio-histórico que, según los expertos, tiene gran influencia en los modos de comportamiento de las personas nacidas en una época en particular. Por ejemplo: la revolución industrial, la primera y segunda guerra mundial y la revolución electrónica. Todos estos acontecimientos van a impactar el estilo de vida, la visión de mundo, y nuestros modos de pensar y actuar con respecto a temas como trabajo, familia, ser hombre y ser mujer.
De esta forma, el avance tecnológico y una época de gran progreso e innovación en el manejo de la información, marcan el desarrollo y las formas de vida de nuestros hijos millennial nacidos entre 1982-1994.
Esta generación empieza a experimentar todos estos adelantos de la tecnología, del entretenimiento y de lo virtual, y se dan el permiso de cuestionar las formas de vida de sus padres. Por ejemplo: se preguntan sobre la necesidad de un empleo estable para toda la vida, la decisión de situarse en un solo lugar al comprar una casa propia, dar el paso de casarse, tener hijos, etc. Y en este cuestionamiento, esta generación ha sido mal interpretada y catalogada como jóvenes vacilantes, que buscan experiencias sin desear encontrar estabilidad.
Ahora bien, el hecho de cuestionar estos temas no implica necesariamente que no crean o no valoren estas formas de vida, sino que simplemente desean cuestionarlas para encontrar un porqué. Y esto es una característica importante de los millennials. Para esta generación es importante contar con verdadero sentido para lo que hacen, acorde a sus intereses y valores.
Es este cuestionamiento, el que muchas veces puede provocar conflictos en la relación entre padres e hijos, porque los padres desean que sus hijos continúen lo que ellos han ido formando: una familia, una carrera profesional, etc. Y muchos hijos millennials asumen un comportamiento que los expertos han comparado con el efecto “boomerang”, ya que muchas veces después de estudiar, vuelven a la casa de sus padres y retrasan la formación de un hogar por la situación económica actual y la dificultad para encontrar un empleo y acceder a una vivienda.
Este es uno de los mayores desafíos que está enfrentado esta generación, la postergación de la conformación de una familia y la decisión de convertirse en padres. Y aunque parece una decisión muy personal, puede transformarse en la causa de un importante fenómeno social: el envejecimiento poblacional.No podemos juzgar a nuestros millennials por su timidez ante la construcción de una familia, muchos de ellos han sido marcados por el tema de divorcio directa o indirectamente. Muchos de ellos han sido testigos de separaciones, infidelidades y relaciones fluctuantes. Además, han sido expuestos a un discurso que prioriza las metas profesionales y personales antes de la construcción de un proyecto familiar. Sin embargo, si esta generación no forma familia, están antecediendo un caos social de gran magnitud. ¿Cómo estimular a nuestros jóvenes para que puedan ver con ilusión el matrimonio y la paternidad?
- Debemos hacerles ver las virtudes que tiene la vida en pareja y la experiencia de convertirse en padres. Esto también implica mostrarles sinceramente los retos que podrían enfrentar; se trata de dar no solo la versión positiva de los hechos, sino de explicar los conflictos y las dificultades como parte de la vida.
- Demostrar con nuestro ejemplo que en la vida de pareja, los conflictos no tienen que ser sinónimos de un mal matrimonio o la causa para darse por vencidos y separarse. Debemos mostrar la perseverancia, la paciencia y la decisión de amar cada día. Cuando les hacemos ver las virtudes y lo hermoso que es esto, y lo reflejamos a partir de una realidad, de un ejemplo, podemos motivarlos para que nos sigan.
- Fortalecer nuestro diálogo, inspirarlos y animarlos; la siembra de valores que hemos dejado en sus vidas dará su fruto.
Nuestros jóvenes de hoy en día se enfrentan a muchas presiones sociales. Como padres de familia debemos acompañarles en este proceso, y buscar guiarles para que tomen las mejores decisiones. En un mundo superficial, nuestro papel es mostrar dónde radica el verdadero valor de ellos y de los que les rodean. Como padres siempre podemos utilizar nuestra experiencia y nuestra influencia independientemente de la edad que tengan nuestros hijos.Los principios de crianza siguen siendo los mismos para todas las generaciones: aceptar su amor propio, admirarlos absolutamente, invertir tiempo para guiarlos y dejar una marca mientras caminamos juntos.