¿Tomará la mano de Jesús esta Navidad y bailará con Él sabiendo que usted nunca estará solo?
Me encantaría ir a un baile de Navidad este año y girar bajo las pequeñas luces brillantes. Adoraría mecerme en un vestido rojo elegante y reluciente, mirando cómo el hombre ideal me observa con admiración. Me gustaría que me sonriera, me ofreciera su mano, su mejilla y su corazón mientras me acerca a él en una melodía navideña. Sí, yo amaría eso.
Pero el hombre ideal no ha aparecido (aún) para invitarme, así que no he agregado ningún baile de Navidad a mi calendario. Sin embargo, he decidido que de todos modos voy a bailar mi camino a la Navidad con Jesús como Dador, Emanuel y Fuente de vida.
Bailando con Jesús como el Dador
En Navidad, es tan fácil dejarse llevar por el comercialismo de los días festivos. Debemos recordar que la verdadera razón de la temporada es tener el corazón de Cristo, uno que es bondadoso y que está enfocado en lo que realmente importa, como dar su vida por aquellos que ama, en lugar de lo que verdaderamente no importa, como el último dispositivo tecnológico o la última tendencia de la moda.
Si usted se encuentra cansado de correr como un perro rabioso de una tienda a la otra, comprando cosas para gente que apenas conoce y a la que con costos le agrada, aprenda una lección de Simón Birch. Él puede ayudarle a bailar en la Navidad con Jesús como el verdadero Dador.
En la película de 1998 “Simon Birch”, el personaje principal, Simón, de 12 años, es inusualmente pequeño debido a un defecto de nacimiento. A pesar de que es pequeño, su confianza es grande y cree que Dios lo creó para hacer cosas grandiosas, específicamente para ser un héroe. Aunque su estatura le causa angustia, su tamaño es la razón por la que es capaz de salvar a muchos niños cuando un autobús de la escuela se estrella contra un río congelado. Simón sube a través de una ventana del autobús demasiado estrecha para que cualquier otro pudiera liberar a sus compañeros de clase. Cuando vi la película, mi corazón gritó con júbilo: ¡Sí! ¡El sueño de Simón se hizo realidad! ¡Pudo ser el héroe! Luego mi corazón se hundió cuando él murió al día siguiente.
No pude evitar pensar en el paralelismo entre la vida de Simón y la mía. Muchas veces me gustaría ser un héroe para alguien (al comprarle un lindo regalo de Navidad o llevarle unas galletas navideñas), pero hasta ahí llega mi sacrificio. Yo no quiero tener que morir para ser el héroe de alguien. Por supuesto, no me refiero a la muerte física como la que experimentó Simón, sino morir a mis propios deseos.
Esta Navidad, quiero que Jesús me enseñe de nuevo que una paradoja de Su reino es que de la muerte nace la vida; perder significa ganar; y ser el mayor significa ser el último, y algunas veces eso implica dar más que un presente, sino más bien darme y morir a lo que quiero para traerle gozo a alguien. Significa servir y dejar ir las cosas que son realmente valiosas para mí, como mi tiempo, mis talentos y algo que no se compra fácilmente en una tienda.
¿Me acompañará sirviendo de corazón este año? Usted se verá genial bailando con Jesús como el verdadero dador.
Bailando con Jesús como Emanuel
El año pasado asistí con mi familia a un servicio de Noche Buena a la luz de las velas en la iglesia. Mientras estaba ahí, un dolor llenó mi corazón porque sabía que un joven que alguna vez había amado había visto a mi mamá en la iglesia el día anterior. Mientras cantábamos a través de los villancicos, mis ojos se posaron en un pequeño mantel que estaba sobre la mesa de la comunión. Decía “Emanuel”, y pensé “Ah sí, Dios con nosotros”. Inmediatamente el Espíritu Santo amorosamente puso su dedo en mis recuerdos acerca del joven que había amado y me reveló que en ese “momento de vida”, yo había dudado de que Dios estaba conmigo, de que Él era mi Emanuel incluso en ese momento.
Lágrimas frescas llenaron mis ojos. Pensé: “Jesús, has estado conmigo todos mis días, incluso en cada uno de ellos durante mi soltería. Perdóname por no confiar en ti”.
¿Por qué es que podemos estar convencidos del cuidado de Dios y Su presencia en muchas áreas de nuestra vida, por ejemplo nuestras carreras y amistades, pero cuando se trata de nuestra vida personal y romántica, nos preguntamos si se tomó una licencia de ausentismo? Podemos saber sin lugar a dudas que Él está presente en nuestras relaciones de amistad, pero dudamos de que a Él le importe nuestra soledad romántica. Podemos experimentar un tipo de “Fe esquizofrénica”, de un lado creyendo, pero del otro no creyendo. Dudar de Su amor y presencia en un área y reconocerlo en otra es vivir la vida con un corazón dividido.
¿Usted duda de que Dios está con usted? ¿Que Él siempre ha sido y siempre será el Emanuel de la soltería de su vida? ¿No está completamente convencido/a de Su presencia?
Si dijo sí, ¿tomará la mano de Jesús esta Navidad y bailará con Él sabiendo que nunca estará solo/a? Seguramente se alegrará de haberlo hecho.
Bailando con Jesús como la Fuente de Vida Abundante
¿Recuerda la última vez que sintió tristeza después de los días festivos? ¿Sintió que quería ir a esconderse en un armario y comer una bolsa completa de chocolates? ¿Estaba desesperado por algo que no logró encontrar? Créame, me siento identificada. La melancolía posterior a los días festivos me ha golpeado varias veces. Pero este año, sé que hay algo que puedo hacer para combatir ese sentimiento: estar desesperada por Jesús.
Cuando el mundo y todo lo que nos ofrece durante la Navidad (cosas, cosas y más cosas) no satisfaga mi alma hambrienta, este año elegiré recordar que por todo lo único que Cristo quiere que me desespere es por Él mismo, Su presencia, conocerlo más, escuchar Su voz y hacer Su voluntad. Este tipo de melancolía después de las festividades me guiará hacia la vida abundante que Él me quiere conceder (Juan 10:10). Todos los demás objetos de mi afecto en Navidad recibirán un segundo lugar en mi lista debajo de Cristo, porque si no es así, lucharé más de lo que debería con la tristeza posterior a los días festivos.
No me malinterprete, puede haber mucha diversión en dar, recibir y las demás cosas que vienen con las festividades, pero no importa cuánto se haya llenado mi calcetín, nada en él jamás satisfará como Jesús, y nada puede desesperarme más que vivir sin Él como el centro de mi vida. ¡Esto es verdaderamente algo para celebrar! Significa que Cristo es tan celoso por aquellos que ama, que no los dejará estar completamente satisfechos en ninguna cosa que no sea Él.
Mi oración es que este año usted esté desesperado por Jesús como nunca antes para que pueda bailar con Él en Navidad y después de Navidad con una sonrisa en su rostro y gozo en su corazón. Y oro porque Le descubra o redescubra como dador y Emanuel.
El Niño del Pesebre