Una visión espiritual del liderazgo de Enfoque a la Familia

Nunca olvidaré cómo Dios me atrajo hacia Él. Verá, crecí siendo una persona complaciente. La iglesia a la que asistía cuando era adolescente daba mucha importancia a las obras, lo cual encajaba bien con mi personalidad autosuficiente y orientada a la tarea.

Había escuchado el Evangelio, sabía que Jesús había pagado por mis fracasos con Su vida (Juan 3:16 y Efesios 2:8), pero esto no había calado lo suficiente en mí. Mi vida en la escuela secundaria giraba en torno a los deportes y había planificado asistir a la División 1 con una beca en la universidad. No quería seguir a Dios en ese momento porque pensaba que iba a perder mi identidad, así que escogí una vida sin Jesús.

Eligiendo la redención

Pero Dios rompió mi autosuficiencia cuando me encontré de nuevo con el Evangelio en Romanos 5: 7-8: “Ahora bien, casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena; pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores” (NTV).

A partir de estos versículos, comencé a entender el significado de la muerte de Cristo y más importante aún, de su resurrección. Fue entonces cuando me comprometí a seguir a Jesús. Lo que pensé que tenía que entregar no era nada comparado con lo que Dios había entregado al enviar a Su Hijo a morir por mí.

Dejando ir la autosuficiencia

Luego aprendí que Dios no quería cambiar la forma en la que Él me había hecho pero quería usar mis dones y mis talentos para cumplir Sus propósitos. No tenía que ser autosuficiente. Este momento revelador ocurrió hace muchos años atrás. Y aunque Dios comenzó a cambiarme, no sucedió de la manera en que lo esperaba. Mi deseo sincero de agradar a Dios creció, y mis acciones pronto surgieron de ese deseo, no de una “checklist” basado en las obras.

Recordar mi testimonio me ayuda a refrescar mi fe y me lleva de vuelta a lo que es importante: mi relación con Dios y mi deseo continuo de vivir de acuerdo con Su plan.

¿Necesita refrescarse hoy? Piense en el momento en que escogió ser un seguidor de Jesús.

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