No hay nada más maravilloso que poder celebrar el nacimiento de un hijo. Recuerdo cuando recibí la noticia de la llegada de mi primera hija. Fue toda una sorpresa, no logro explicar tanta alegría en mi corazón, fue un momento maravilloso. Sabía que Dios tenía un propósito en mi vida al permitirme ser madre. Y, ¿cuál fue la sorpresa?, a tan solo nueve meses después del nacimiento de María José, Dios nos permite tener a mi segundo hijo, José Andrés, quién vino a ser una maravillosa compañía para su hermana. Ambos nos han permitido aprender a ser padres, a dar lo mejor de nosotros y, muchas veces, a entregarnos como nunca antes para guiarlos y acompañarlos en sus caminos.
Pero como para Dios nada es imposible, a los 15 años de nuestro hijo menor y a mis 38 años de edad, la alegría volvió a tocar nuestro hogar. Nuestra tercera hija, Mariana, quien llego a inundar de bendiciones nuestras vidas. No fue una sorpresa solo para nosotros, sino también para nuestros hijos.
Cuando nos enfrentamos a la noticia de un embarazo inesperado nos preguntamos: ¿Por qué un hijo a esta edad si ya estamos viejos, cansados, sin fuerzas, o con un plan de vida definido y establecido? Quizá creemos que no lo vamos a lograr.
Para las mujeres mayores y, en especial, para las que rondan los 40 años de edad, en ocasiones un embarazo a esta edad tiende a generar cierta ansiedad debido a los riesgos que se pueden presentar. Además, la llegada del nuevo bebé puede generar transformaciones en la dinámica familiar y, por tanto, traer cambios para los niños y los adolescentes de la familia.
Por ejemplo, al haber un recién nacido en casa, la atención de la familia se va a centrar en las necesidades del mismo; estos cambios pueden ser difíciles para sus hermanos mayores que se encuentran en la etapa de la adolescencia ya que pueden sentir resentimiento con el nuevo bebé por haberles desplazado del foco de atención.
Algunos consejos para que este cambio se dé de la mejor manera posible:
- Hable con sus hijos sobre el embarazo de una manera clara y sencilla.
- Incluya a sus hijos en todo el proceso; llévelos a las visitas médicas, vean los ultrasonidos, escuchen el corazón del bebé, vayan de compras, ayuden a decorar el cuarto y demás cosas del niño.
- Incluya a los hijos mayores en el cuido del bebé sin obligarlos.
- Dedíqueles tiempo, vean series juntos, cenen o realicen actividades donde compartan espacios.
Por último, como pareja, busquen familias que hayan pasado o estén pasando por la misma experiencia. De esta forma, podrá sentir el apoyo y acompañamiento de personas que entienden sus sentimientos, preocupaciones y demás.
En mi experiencia, ha sido toda una bendición la llegada inesperada de mi hija Mariana. Ella ha logrado integrar más a la familia; sus hermanos mayores disfrutan cada una de sus etapas y, además, han sido parte de cada día. Esta experiencia les ha permitido entender lo que implica un hijo y la responsabilidad que conlleva.
Puedo decirles que soy la mamá más bendecida, y que mis hijos han sido toda una bendición en mi vida.
Si usted está pasando por un embarazo inesperados le animo a ver la serie “Un Embarazo Inesperado”
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