“La verdadera crisis -dejó dicho Albert Einstein- es la de la incompetencia. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina. Sin crisis no hay méritos. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones… La única crisis amenazadora es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
“Esa pirámide perniciosa e inmoral -se refiere a la debacle del sistema financiero capitalista- ha colapsado -dice Gorbachov-. Es necesario pensar en un modelo nuevo que pueda remplazar al actual. El cambio tiene que ser evolutivo. Y no puede basarse totalmente en el lucro y el consumismo”.
La crisis de la sociedad es una crisis de valores
Hay en la sociedad tres cánceres: individualismo, consumismo y relativismo. Vemos algunos de sus síntomas y de su etiología.
1) El peligro de vivir inmersos en una cultura light, donde se pierden de vista los problemas profundos primacía del yo, de sus intereses y deberes individuales por encima de sus lazos sociales y comunitarios. “Los vínculos sociales definen nuestra identidad personal y dan sentido a nuestra vida”. (Layard).
2) Una cultura donde, a partir de un consumismo desaforado, se mezcla la violencia del placer con el placer de la violencia. Todo gira en torno al dinero y al éxito económico. En síntesis es el imperio de la triple P: plata, poder y placer.
3) Una cultura relativista donde todo da lo mismo, todo vale igual, no hay verdades objetivas. Lo que importa es “mi verdad”, “tú verdad”, “su verdad”; es decir que cada uno haga lo que quiera y que nadie se meta con nadie. Nadie puede violar mis derechos, pero nadie puede obligarme a cumplir mis deberes.
4) Sólo la búsqueda de la verdad supera el relativismo; es afirmar que hay algo que nos trasciende a todos. Pero afirmar la verdad desata muchas veces la intolerancia de los tolerantes, para quienes los demás tenemos que plegarnos a sus verdades del tipo que sean, pero no podemos defender la verdad porque eso sería sinónimo de fundamentalismo.
5) Se tiende un manto de silencio sobre lo esencial, sobre los verdaderos fundamentos de la convivencia. Todo son verdades funcionales, adaptables a los intereses de cada uno. Todo se centra en proteger los derechos individuales más que en comprometerse con cumplir los deberes o que en anteponer el bien común al bien individual.
La respuesta a la triple “P” es la triple “S”: el ser persona como eje fundamental de todo lo social, el servir como objetivo primordial de la función social y política y la solidaridad como urgente llamado para conseguir la equidad social en los países y combatir eficazmente la violencia, la corrupción y la pobreza.
“El peor momento es el mejor momento”. (Dickens). Los momentos críticos son los momentos especiales para fortalecer los valores con base en la ejemplaridad de los líderes que son capaces de ponerse en pie y sacar fuerzas de lo hondo del alma para desencadenar su potencial, una acción decidida y firme para dar un giro copernicano a la situación: buscan seguidores, comparten su sueño y convencen con su ejemplo y su entrega.
Ante la suplantación de la verdadera identidad de un país, la sociedad reacciona a través , de personalidades creadoras. Para poner en marcha la cultura de una nación, no se apoya sólo en lo legal, sino en la ética y los valores.
El poder de los valores
“Nuestros desafíos podrán ser nuevos. Las herramientas con que les hacemos frente podrán ser nuevas. Pero los valores de los que depende nuestro éxito: el trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo, esas son cosas viejas. Esas son cosas verdaderas. Y ellas han sido la fuerza silenciosa detrás de nuestro progreso durante toda nuestra historia”. (Barack Obama).
A la sociedad entera le viene muy bien la lección: el capitalismo ha sido herido de muerte en su mismo corazón. Es lección para castigar el consumismo desmedido de las masas, el modo de vida materialista impulsado por la publicidad y por los medios de comunicación incluido internet. Es lección también para todos aquellos que habían creído que se podía construir un paraíso en la Tierra, olvidándose de los desposeídos, de las inmensas mayorías que en el mundo viven bajo la línea de pobreza o en plena miseria, de los desplazados y marginados de todas las sociedades del mundo, especialmente de lo que llamamos el Sur frente al Norte soberbio y opulento. Padecemos el riesgo de un nuevo despotismo: el de quien puede detentar el poder legalmente pero es capaz de cometer acciones inmorales porque piensa que con la legalidad es suficiente. Por eso conviene reflexionar ahora sobre la importancia y vigencia de los valores éticos en la sociedad de hoy.
Los valores
- Los valores: bienes que perfeccionan a la persona, que los convierte en conducta habitual.
- La legitimidad de una organización sólo se garantiza cuando está construida sobre valores.
- Deben ser practicados libre y conscientemente, no por imposición.
Si la democracia no tiene un fundamento superior a ella (la ética) se constituye en el fundamento supremo de todo, deriva inevitablemente hacia el totalitarismo, es decir, hacia una invasión destructora de las libertades y derechos fundamentales de la persona y, por tanto, hacia lo inmoral, a justificar conductas que van contra la sociedad misma. Hablamos de una ética no relativista sino realista, con fundamento en principios o leyes naturales universales e inmutables, edificada sobre valores que impelen a un ideal concreto y realizable, encarnados en virtudes personales, que ejemplarizan. Esta es la revolución de los valores, que nos llevará a crear un clima de vida común justa y pacífica al alcance de todos, no sólo de las élites del poder.
No se puede concebir la ética realista que necesita la nueva sociedad sino dentro del marco del ejercicio de la libertad y el pluralismo, de la tolerancia y del respeto a los derechos humanos, empezando por el más sagrado, la vida misma.
Aspectos a destacar sobre la ética y los valores
- Hace falta una pedagogía social de los valores.
- No es reprimir los problemas, es prevenirlos.
- Los valores no son una simple moda: están vinculados a lo permanente.
- Los valores son necesarios en la sociedad para no estar siempre recomenzando.
- Necesitamos una generación de personas que no piensen en sí mismas, ni en sus triunfos, sino en poner los cimientos para una nueva forma de vida social, de convivencia, de comunidad.
- La vivencia de los valores lleva a crear espacios de libertad comprometida, para poder hacer valer las libertades públicas esenciales.
- Los cambios de cultura empiezan por cada persona que decide ser mejor y hacer mejor lo que debe hacer y puede hacer.
- Es importante la interiorización hasta crear el hábito o virtud. “Perfección del hombre en un quehacer mediante el cual realiza la felicidad”. ( T. De Aquino).
- El aprendizaje sistemático lleva a que se cree una cultura corporativa de valores en la familia, en las organizaciones y por ende en la sociedad.
- El punto vertebral del proceso de construcción de valores a nivel social es que no se pueden imponer por decreto sino mediante una pedagogía social sistemática que busca la transformación de la conducta personal y colectiva, no la mera información.