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Cuatro Estilos de Interacción Relacional: Lo que es saludable, y lo que no

2 mujeres tomando bebidas calientes en una mesa

Para muchos de nosotros, surge una pregunta con regularidad: ¿Cómo puedo enfocarme en ocuparme de mis propios asuntos, mientras estoy presente y al tanto de las personas con las que tengo relación?

La respuesta no siempre será sencilla porque cada persona y cada situación es diferente. Pero podemos dar pasos en la dirección correcta si entendemos los principios básicos de control y responsabilidad.

Veremos esos principios en un diagrama con cuatro cuadrantes. Cada cuadrante representa un estilo de interacción con otras personas que provee un balance entre lo que podemos y no podemos controlar, y aquello en lo que debemos asumir o no responsabilidad. Estos, no son estilos de personalidad (que, en su mayoría, son más estables). Mas bien, son formas en que las personas interactúan relacionalmente en una situación particular: sostener, arrojar, arrebatar, o recogerse.

Cualquier persona puede utilizar cualquiera de los cuatro estilos en un momento dado. De hecho, es posible que alternemos entre diferentes estilos durante una misma situación. Sin embargo, la clave está en que solamente sostener y recoger son estilos de interacción saludables. Arrojar y arrebatar son estilos negativos.

Revisemos cada estilo en detalle.

Sostener

Sostener es una forma saludable de interactuar. En este estilo, una persona se da cuenta con precisión de lo que puede controlar y asume responsabilidad por ello. La persona dice: “Lo que es mío, es mío”.

Cuando usted utiliza este estilo de interacción, sostiene en sus manos solo aquello que está legítimamente bajo su control, y se queda solo con lo que es suyo. Esa es su responsabilidad.

Las personas que sostienen son:

  • Responsables
  • Honestas: sinceras consigo mismas y con los demás.
  • Confiables: otros pueden contar con ellas para cumplir con aquello que está bajo su control.
  • Dispuestas a aceptar las consecuencias: responden a las cosas que pueden controlar y aceptan los resultados de sus acciones.
  • Coherentes al tomar responsabilidad por ellas mismas.

Aquellos que sostienen tienen confianza en sus habilidades y su carácter. Cuanto más honesto sea consigo mismo y con los demás, más confianza tendrá en usted mismo.

El estilo opuesto es arrojar.

Arrojar

Estas personas están conscientes de lo que pueden controlar, pero dicen, NO asumo la responsabilidad por ello. Ellos dicen erróneamente: “Lo que es mío, es tuyo”.

Cuando usted utiliza este estilo de interacción, usted se deshace de sus responsabilidades. Intenta arrojar sus cargas sobre otra persona para que las maneje, arregle o sea responsable por las consecuencias.

Arrojar suena como algo así:

  • “No es mi culpa …” (implicando que es del otro).
  • “¡Mi amor, es que no hiciste …!”
  • “Hijo, me arruinaste todo el día”.
  • “Carlos, me estás provocando una gran molestia”.

En otras palabras, suena como culpa.

Las personas que arrojan pueden describirse como:

  • Irresponsables
  • No dignas de confianza.
  • Siempre buscando formas de evitar las consecuencias.
  • Mentirosas, contradictorias, acusatorias: señalan a cualquiera por sus acciones.
  • Desentendidas: no asumen responsabilidad por lo suyo.

Los que arrojan hacen que su confianza se desvanezca. ¿Por qué? Porque la confianza crece en proporción directa a la honestidad, y las personas que arrojan sus cargas a otros no son honestas. Incluso, si se salen con la suya culpando a alguien más, y la otra persona asume la responsabilidad, se privan de confiar de forma genuina en su carácter y sus habilidades.

El siguiente estilo, Arrebatar, cae en la misma línea negativa que Arrojar.

Arrebatar

Cuando alguien decide arrebatar, está consciente de aquello que no puede controlar, pero dice: YO SÍ asumo la responsabilidad por ello. Esta persona dice erróneamente: “Lo que es tuyo, es mío”.

Las personas que usan este estilo de interacción, a menudo piensan: “como esto es mi culpa, puedo resolverlo, porque es mi responsabilidad. Y si puedo arreglarlo, saldrá como yo quiero”. Pero esa no es la realidad. No podemos, ni debemos intentar controlar la forma en que otras personas piensan y/o actúan.

¿Cómo funciona esta interacción? Tal vez su cónyuge “arroja”, y usted “arrebata” lo que él o ella le arroja. O usted ha decidido arrebatar aun antes de que su cónyuge empezara a arrojar y dice: “Yo igual me ocuparé de todo desde el principio, es tu decisión”.

Las personas que arrebatan se pueden describir como:

  • Demasiado responsables: tratan de soportar cargas que no son suyas
  • Reparadores, rescatadores, cómplices, codependientes
  • Mártires: personas que siempre dicen “pobre de mí…”
  • Rápidas para aceptar las consecuencias de los errores que nunca cometieron.
  • Demasiado controladoras o intimidantes
  • Sobre-involucradas en sus responsabilidades y las de los demás.
  • Creen que los problemas son su culpa y dicen constantemente: “si tan solo hubiera hecho/dicho…”
  • Manipuladoras: intentan forzar el resultado de una situación sobre la que no tienen control en realidad.

Aquellos que arrebatan destruyen su autoconfianza. ¿Por qué? Porque no se puede ganar el juego de “controlar lo incontrolable”. Incluso si parece que se logró, solo se obtendrá una falsa sensación de confianza. Asumir la responsabilidad de cosas que no se pueden controlar no es saludable. Y no está asentado en la verdad, no importa que tan espiritual se intente hacer ver.

¿La opción saludable? Aprenda a recoger.

Recogerse

Recogerse es una forma saludable de interactuar. En este estilo, una persona se da cuenta con precisión de lo que no puede controlar y dice: No me hago responsable de ello. La persona dice: “Lo que es tuyo, es tuyo”.

Imagínese juntando sus manos en paz y autocontrol. En esencia, se niega a recoger lo que no es su problema. Usar este estilo de relación puede dar la impresión de que no le importa, pero eso no es cierto. Le importa la situación de la otra persona; simplemente no es su problema.

Las personas que se recogen pueden describirse con precisión como:                                         

  • Aquellas que cuidan sus propios asuntos.
  • Honestas: le permiten saber qué es suyo y qué es de los demás.
  • Confiables: se puede contar con ellos para que no toquen lo que no les pertenece.
  • Están dispuestas a dejar que las consecuencias recaigan donde pertenecen (en la otra persona), incluso si es difícil abstenerse de involucrarse.
  • No recogen las responsabilidades de la otra persona.

Todos los días nos vemos afectados por cosas sobre las que no tenemos control. Es fácil caer en la trampa de pensar: “Bueno, ya que me afecta, debería tener cierto control sobre esto”. Pero si hace eso, puede terminar arrebatando. Recuerde: si no es suyo, recoja sus manos. No se responsabilice por ello, aun cuando tenga un gran impacto en su vida. Así es la vida. Aunque tenemos el riesgo de parecer indiferentes, esta es la dura realidad de vivir en un mundo caído.

Sin embargo, sabemos que es doloroso verse afectado por algo que no podemos controlar. Nos hace sentir fuera de control porque está fuera de nuestro control. Es doloroso recoger las manos cuando alguien a quien usted ama (su hijo adolescente, cónyuge, padre, hijo o hija adulto, nieto, amigo) toma decisiones imprudentes.

Cuando alguien a quien usted ama se lastima, usted también se lastima. (Es difícil ser quien presente cargos de agresión contra su cónyuge. Es vergonzoso entrar a la iglesia después de pasar la noche del sábado en la estación de policía sacando a su hija de la cárcel.) Es difícil dejar que las personas que amamos profundamente cometan errores que sabemos que los afectarán por el resto de sus vidas y, a veces, en gran manera.

Y recogerse puede ser aún más difícil cuando hay algo que no podemos controlar y no somos responsables del resultado, pero compartimos la responsabilidad del efecto de los daños. Esto puede ser especialmente cierto para los padres de adolescentes. La historia de Marta* es un buen ejemplo:

Un sábado por la noche, Marta tomó el auto de la familia, sin pedir permiso, para encontrarse con algunos amigos. En el transcurso de la noche, ella golpeó un automóvil en un estacionamiento. Para lidiar con esta situación, alentamos a los padres de Marta a utilizar el último estilo y recogerse de la situación. Los padres de Marta no fueron responsables de las acciones de Marta; pero eran legalmente responsables de los daños económicos del otro vehículo. Así que decidieron hacer que Marta pagara por los daños del automóvil familiar y pagaron por la reparación del otro vehículo.

Elegir recogerse puede ser el estilo de interacción relacional más desafiante. Pero al final de todo, aquellos que se recogen encuentran confianza en la verdad de que, lo que es de otros, es de otros, y lo que es de ellos mismos, les pertenece a ellos. Aceptan que el mundo no es perfecto, que ellos no son perfectos y que sus seres queridos no son perfectos, y usan ese entendimiento para vivir de manera responsable y alentar a otros a hacer lo mismo.

¿Cuál es la conclusión?

Recuerde: Sostener y Recogerse; esos son los estilos saludables de interacción. Evite Arrebatar y Arrojar; esas son formas poco saludables de interactuar con otra persona.

En algunas situaciones de la vida y conflictos relacionales habrá necesidad de ser acompañados por consejeros o psicólogos profesionales que pueden ayudar en las circunstancias que enfrenta. Si se encuentra en un país hispanohablante agende una cita con alguno de nuestros especialistas. Si se encuentra en los Estados Unidos, llame a nuestro departamento de consejería para una consulta telefónica gratuita. También pueden ayudarlo a encontrar consejeros cristianos profesionales calificados en su área.

Mujer orando por otra mujer

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* Se ha cambiado el nombre.

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