Armar rompecabezas es toda una ciencia para los grandes aficionados. La primera disciplina que debe aprender quien quiere volverse un experto, es la observación. El rompecabezas ya está diseñado, los aficionados solo necesitan analizar con cuidado las piezas y ponerlas en el orden correcto.
Algo así pasa con nuestros hijos; su destino ya ha sido diseñado por su Creador, aún no lo vemos de forma completa, pero nosotros debemos aprender a observar sus cualidades y a juntar las piezas correctas.
Podemos ser simplemente padres cansados, ofuscados, y preocupados que tratan de cumplir con las tareas del día a día, o enfocarnos en ser padres que impulsan a sus hijos al destino correcto con comportamientos, actitudes y palabras intencionales.
Nuestros hijos no nos pertenecen; se pertenecen a ellos mismos, a su destino y sobre todo a su Creador, quien diseñó un plan maravilloso para cada ser humano. Es nuestra misión hacer que nuestros hijos lo descubran. La pregunta que surge es ¿cómo?, le tengo algunas sugerencias que he identificado en los años que tengo siendo padre.
1. Invítelos a pensar en su futuro.
Hágale preguntas como: ¿a dónde te ves cuando seas grande? ¿qué sueños te gustaría cumplir? Recuerde, el éxito en el cumplimiento de los sueños es alcanzar aquello para lo cual yo he sido apartado y he sido elegido.
2. Desarrolle en ellos curiosidad espiritual
Ellos necesitan preguntar a Dios por qué existen, por qué tienen ese llamado en su corazón, cómo lo logran canalizar, y cómo lo pueden desarrollar. Este deseo de buscar a Dios en lo íntimo, es lo mejor que nos puede ocurrir. Porque Él lo llena todo. No se canse de decirles que tienen un propósito que va más allá de ellos mismos. Me refiero a que podamos impulsar a nuestros hijos a entender que ellos son hijos de un destino. Nacieron con propósito, y con un plan de Dios.
3. Pase tiempo conociéndolos
La principal forma de reconocer los dones y talentos de nuestros hijos es a través del tiempo; cuando uno ve su fuente de interés, lo que a ellos les llama la atención, y lo que les gusta hacer. Cuando nos damos cuenta lo que aman, analizamos lo que hablan, y observamos en lo que invierten su tiempo, podemos descubrir sus intereses y tener luz sobre el llamado de su corazón. Un buen padre es el que conoce los gustos, preferencias, temores, sueños, amigos y retos de sus hijos. Por lo tanto, es una misión que requiere atención, concentración y dedicación. Definitivamente es la aventura más emocionante del mundo
4. Sea un ejemplo de realización
Nosotros también tenemos que estimularlos a partir de nuestra propia realización. Cuando nuestros hijos nos ven apasionados, y realizados en lo que hacemos, ellos se ven inspirados. Por lo tanto, mientras nuestros hijos nos observan, ellos van inspirando su propia historia; mientras nosotros estamos trabajando y hacemos lo que nos apasiona, sus vidas son inspiradas por nuestra marca genética que pasa de generación a generación.
5. No les imponga sus propios sueños
No podemos imponer nuestros deseos a los hijos, ni nuestros sueños frustrados. Los sueños son algo personal, auténticos, y vienen del corazón. Quiere decir que el llamado y la misión que debemos cumplir, es personal, no se puede imponer y no se puede imitar. El propósito es una inspiración personal que cada uno tiene que aprender a descubrir
6. Ayude a su hijo a aceptarse a sí mismo
Ayude a sus hijos a encontrar su propósito de vida aceptando las debilidades que tiene, y las fortalezas que le caracterizan. Tenemos que ayudarle a invertir tiempo en descubrir su inteligencia dominante, que él pueda ir a todo lo que le gusta, y ayudarle a verse como alguien que tiene destino, y propósito en la vida.
7. Enséñeles que con esfuerzo y disciplina es posible alcanzar las metas
Los sueños no se construyen solamente con deseo. Los sueños los construye el carácter manifiesto a partir de los valores fuertes y firmes que cada uno de nosotros tiene. Tenemos que enseñarles a caminar cuando no sientan, a perseverar cuando no vean, y a creer que la promesa de Dios se va a cumplir.
Si este artículo ha aportado a su vida, le invito a compartirlo con otros.

