Cuando un padre o una madre decide reconstruir el vínculo con su hijo o hija adolescente, debe hacerlo sobre la base de principios relacionales. Antes de realizar acciones prácticas, como pasar tiempo juntos o tratar de mostrar afecto, es necesario que los padres comprendan las necesidades fundamentales de sus hijos adolescentes y sobre ellas construyan un fundamento sólido que les permita vincularse poco a poco. Estos tres principios de necesidad son el amor, el respeto y la comunicación.
El amor para re-conectar con nuestro adolescente.
Un hijo que se sabe amado por sus padres estará más dispuesto a compartir la vida con sus padres. Cuando un hijo sabe que sus padres lo aman, se siente valorado y con significado. Se siente a gusto y en confianza con sus padres y desea seguir recibiendo ese afecto de parte de ellos.
Pero cuando un hijo no se siente amado, piensa que sus padres no lo valoran o que él o ella tiene algo mal en sí mismo que hace que sus padres se avergüencen y no estén orgullosos. Si esto ocurre, nuestro adolescente no querrá escucharnos ni pasar tiempo con nosotros. Y honestamente, ¿quién lo haría? Por eso es tan importante que cualquier acción de nuestra parte hacia ellos sea desde el amor sentido y expresado.
Cuando amamos a nuestro adolescente le escuchamos con atención para tratar de comprender lo que hay en su corazón, nos abstenemos de tratarle con algún tipo de violencia, y pedimos perdón cuando nos corresponde.
Si la relación está dañada, nos será más complejo mostrar y comunicar amor. Descubrir y reconocer el lenguaje de amor de nuestro hijo nos puede ayudar mucho. Trate de observar a su hijo, piense qué le hace feliz y qué le produce alegría. Recuerde en qué momentos él o ella se ha mostrado sumamente agradecido. Identifique a qué acciones responden con mejor actitud. Las respuestas a estas preguntas son las características del lenguaje del amor de su hijo. Valídelas con su adolescente y tómelas en cuenta cuando intente cualquier acercamiento.
Algunas actitudes que expresan amor y facilitan mostrar amor de vuelta:
- El manejo justo del conflicto, en el que nuestros hijos entienden que ellos son más valiosos que el tema o asunto del conflicto.
- El interés por conocerlos, la búsqueda constante de espacios para preguntar y conocer el corazón de nuestros adolescentes.
- El entrenamiento para la adultez, cuando nuestros hijos saben que les estamos preparando para el futuro.
- La inversión en tiempo juntos, al hacerles saber que nuestras acciones son para disfrutarles durante su adolescencia.
- La declaración expresa del “te amo”, que siempre debe ser escuchada por nuestros hijos.
El respeto para re-conectar con nuestro adolescente.
Respetar a nuestro adolescente es prestarle atención especial y mostrarle la consideración que merece como nuestro hijo o hija, al tiempo que le expresamos lo valioso que es para nosotros.
Si deseamos reconstruir una relación saludable con nuestro adolescente debemos mostrar respeto por su edad. Respetarle es reconocer que ya no es un niño. Ciertamente todavía no es un adulto, pero tampoco es un niño pequeño. Cuando valoramos su opinión y le brindamos espacio para que se desarrolle con cierta independencia estamos reconociendo que está creciendo.
Esto significa que debemos mostrar respeto por su individualidad. Nuestro hijo o hija es una persona en sí mismo, que debe estar en capacidad de tomar sus propias decisiones, en la medida de lo posible. Es necesario que sepa que su opinión y decisión es valorada en casa. Que sus decisiones sean respetadas no siempre significa que puedan ser llevadas a la práctica. El respeto con nuestro adolescente se debe dar en doble vía. Cuando nos damos a respetar le enseñamos a él o ella lo que esto significa.
En el mismo sentido, nuestro adolescente necesita saber que su personalidad es respetada por nosotros. Esto es respetar sus intereses, gustos e inclinaciones. Si no estamos de acuerdo con algo de su personalidad podemos hacerlo saber desde un lugar de respeto. Si le irrespetamos con burla, insulto o choteo, perdemos la oportunidad de explicar nuestro desacuerdo, lo que nos ocasionará mayor conflicto. A pesar de ello, nuestro adolescente requiere saber que, aunque le respetamos profundamente, algunas conductas no son toleradas en nuestro hogar. Si lo comunicamos con asertividad, estaremos mostrando respeto.
Mostramos respeto a nuestro adolescente:
- Cuando le escuchamos antes de llegar a conclusiones.
- Cuando le demostramos que confiamos en él o ella.
- Cuando somos consistentes con nuestras decisiones.
- Cuando nuestras decisiones son razonables y no buscamos la revancha ni nos aprovechamos de nuestra posición de autoridad.
- Cuando reconocemos que él o ella están en lo correcto.
- Cuando le tratamos dignamente.
La comunicación para reconectar con nuestro adolescente
Ser consejero de padres de adolescentes, significa, en un sentido, ser una especie de traductor. Es como si los padres y sus adolescentes hablaran idiomas diferentes, y necesitasen de algún intérprete que les permita entender lo que su contraparte trata de comunicarles.
Si usted es un padre o madre de un adolescente y desea reconstruir su vínculo con él o ella, usted necesita aprender a comunicarse con su hijo. Esto significa escuchar y entender, así como ser escuchado y comprendido. Comunicar no es lo mismo que hablar, mucho menos gritar. No es suficiente con decir o informar. Para comunicarse bien ambos, emisor y receptor, comparten los mismos códigos y el mismo canal. Por tal razón, antes de hacer un intento de comunicación, los padres y sus hijos necesitan conocer y reconocer los estilos de comunicación que suelen usar y decidir sobre los ajustes que les facilitará entender y ser entendidos. Acuerdos sencillos puede ser de gran utilidad para el proceso, como no gritar, no asumir, preguntar y compartir con veracidad.
La comunicación efectiva con los adolescentes es pro-activa. No podemos ser cautivos de la comunicación reactiva. Nuestras conversaciones deben ocurrir antes de los grandes acontecimientos, no solo como resultado de algún suceso. Ser pro-activo es tomar la iniciativa. Esto nos corresponde a nosotros como padres. Somos nosotros quienes debemos planear y disponer de los espacios para hablar. Aunque por supuesto, no podemos desaprovechar las valiosas ocasiones que la vida nos da para usarlas como momentos educativos con nuestros hijos.
La comunicación con nuestro adolescente debe ser también intencionada. Si vamos a tener una conversación importante con nuestros hijos debemos tener claro lo que deseamos lograr, cuál será la meta y qué buscamos con nuestros hijos. Esto no significa, en ninguna medida, manipular las circunstancias, todo lo contrario. Significa ser transparente con nosotros mismos y con nuestro hijo o hija de lo que estamos buscando. Esto les hará sentir respetados y nos ahorrará el ruido que podría distorsionar nuestro mensaje.
Para desarrollar una mejor comunicación con su adolescente:
- Préstele atención cuando él o ella le está hablando.
- Muestre empatía por sus emociones.
- Parafrasee lo que él o ella le está diciendo para verificar que usted entendió bien.
- Escuche y comunique con su lenguaje corporal.
- Interésese por el tema de conversación, aprenda de él o ella.
- Conversen en lugares en donde se sientan a gusto y seguros.
- Hágale saber que su amor es incondicional.
Reconstruir la relación con un adolescente no es tarea sencilla, pero es la más noble que podemos realizar por ellos. Nuestros adolescentes nos necesitan. Necesitan padres y madres que les amen, les respeten y se comuniquen con ellos. Si usted construye sobre estos tres elementos, estará, no solo atrayendo el corazón de sus hijos hacia usted, sino que les estará dejando un legado para toda la vida.
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