Si alguna vez ha escuchado de su hijo, o hija, las palabras “Soy gay”, esta noticia seguramente produjo un gran impacto en su vida. Probablemente recorrió todo un catálogo de emociones extremas: confusión, incredulidad, ira, culpa. Luego, usted y su cónyuge se abrumaron por las preguntas: ¿Por qué sucedió esto? ¿En qué fallamos? ¿Cómo respondemos como cristianos y padres amorosos, al hecho de que nuestro hijo es homosexual?
Stephen Arterburn, autor de best-sellers y respetado psicólogo cristiano, dice que muchos padres de hijos homosexuales dejan de manifestar amor y afecto porque temen que esto sea percibido como una aprobación del estilo de vida homosexual. Lo cierto es que, este es el momento en donde más que nunca sus hijos necesitan amor y aceptación incondicional. Negar amor solo empeora una situación que ya es difícil. Recuerde que la aceptación no es lo mismo que la aprobación. Aceptación significa reconocer lo que está sucediendo. No significa que deba comprometer sus convicciones sobre lo que constituye el bien y el mal, ni significa que aprueba el comportamiento y las prácticas homosexuales.
Lo más probable es que su hijo o hija, haya luchado fuertemente con la decisión de confesarle su homosexualidad por largo tiempo, y hasta estuviera preparado para ser juzgado y rechazado. Por esto es aún más importante que les haga saber que son amados y valorados, a pesar de las circunstancias.
Igualmente, siéntase en libertad de expresar sus preocupaciones sobre la parte moral, los riesgos para la salud, y los peligros potenciales relacionados con el estilo de vida homosexual, pero no se quede mucho tiempo dando vueltas en esta parte de la conversación. Es especialmente importante que, cualquier declaración que haga, sea expresada con amor. El mensaje importante sigue siendo: te amo y te acepto, y eso nunca cambiará.
Es posible que se sienta herido por la decisión de su hijo de “salir del closet”. Pero recuerde, esto no es algo que él haya hecho pensando en hacerle daño. La manifestación de la homosexualidad en sus hijos no es algo que ellos hayan planeado para avergonzarle o castigarle. Muy probablemente, esto ha sido un secreto doloroso que hasta pudo haber mantenido oculto durante años precisamente por temor a lastimarlo. Esta es la lucha de su hijo, la herida de su hijo. Como padres cristianos y amorosos, debemos ser maduros y valientes. Este es el momento de mostrarle a su hijo la misma gracia y amor incondicional que Jesús nos muestra a todos los que luchamos con el pecado en nuestras vidas. Ore por sabiduría, comprensión, y las palabras adecuadas que necesita decir en esta difícil y delicada situación.
Negar amor a su hijo herido solo empeorará una situación que ya es difícil. Es posible que usted se sienta herido por la decisión de su hijo de “salir del closet”. Pero recuerde, esto no es algo que él haya hecho pensando en hacerle daño.
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