(Extractos del libro, “Sexo Divino”, por Jorge & Danisa Suarez)
El sexo fue y sigue siendo idea de Dios. Y todo lo que Él creó es bueno y perfecto. Dios lo concibió en su mente a tal punto que diseñó el cuerpo humano, tanto del hombre como de la mujer, para que se unieran físicamente y funcionaran a la perfección. Nadie pudo haber creado algo así, los detalles son simplemente impresionantes. Y Él nos dejó instrucciones en la Biblia sobre las cosas que debemos hacer para que esta sexualidad sea disfrutada al máximo. No hay nada que escape a su diseño perfecto, solo tenemos que aprender y ser buenos administradores de este acto que Él nos dio para nuestro contentamiento y disfrute.
Erróneamente se piensa que Dios y el sexo no combinan, no van juntos, cuando en realidad este último tiene todo que ver con Él. ¿Cuáles son los propósitos que Dios tuvo para el sexo?
Los propósitos de la sexualidad
1. El sexo es bueno para propagar la raza humana. «Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense”» (Génesis 1:28, NTV).
Parte de la bendición que Dios impartió sobre el matrimonio fue la multiplicación. Eso es un regalo. Es una señal de bienestar. La forma natural en la que podemos concebir hijos naturales es través del acto sexual. El sexo es bueno para procrear y satisfacer esa área de nuestra vida. Al principio de la creación solo estaban Adán y Eva. Me parece chistoso que la bendición los instara a llenar la tierra. ¿Cuántos encuentros sexuales debían tener para lograr este cometido? Estoy segura de que muchos hombres querrán tomar esta línea para persuadir a sus esposas de cumplir este mandato, pero qué bueno que el mundo ya está bien poblado y no necesitamos entender la ordenanza basados en ese pensamiento. ¡Uff! Aunque permítanme aclarar que el corazón de Dios continúa siendo el mismo. Él quiere que seamos seres que disfrutan el privilegio de este regalo abundantemente.
2. El sexo es bueno para crear pertenencia.«El esposo debe satisfacer las necesidades sexuales de su esposa, y la esposa debe satisfacer las necesidades sexuales de su marido. La esposa le da la autoridad sobre su cuerpo a su marido, y el esposo le da la autoridad sobre su cuerpo a su esposa (1 Corintios 7:3-4, NTV).
La Escritura enseña que nos pertenecemos mutuamente. En el matrimonio, «tu cuerpo es mi cuerpo y el mío es tuyo». Nadie posee el cuerpo de otra persona de esta manera y para siempre. Aun las madres deben dejar ir a sus hijos amados. Sin embargo, en el contexto del matrimonio nos es dada una autoridad, un título de pertenencia exclusiva, y voluntariamente aceptamos esta transacción de honor.
Por otra parte, mientras podemos sentirnos persuadidos a pensar que esto es un asunto del cuerpo físico solamente, si pensamos un poco más profundo nos damos cuenta de que el ser humano no se reduce solo al cuerpo. Somos cuerpo, alma y espíritu. Así que consecuentemente nos pertenecemos en cuerpo, alma y espíritu. ¡Qué hermoso saber que le pertenecemos a alguien de forma plena y la intimidad del acto sexual consuma esta unión de pertenencia en su totalidad!
3. El sexo es bueno para producir unión y comunión. «Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo» (Mateo 19:5, NTV).
Uno de los más grandes retos que enfrentan los matrimonios y las familias en el día de hoy es la desconexión en todos los sentidos: emocional, espiritual y física. No hay tiempo para nada. Siempre estamos ocupados y corriendo. Hemos permitido que la tecnología, en vez de hacer nuestras vidas más productivas y fáciles, nos robe la oportunidad de ser más libres y disfrutar los unos de los otros. Para Dios el matrimonio tiene una importancia tal, que nos dice que resulta necesario establecer ciertas distancias y límites incluso con personas tan venerables como nuestros padres. La Palabra habla de honrar a nuestro padre y nuestra madre, nos habla de recompensas por hacerlo. En 1 Timoteo 5:8 se nos exhorta a cuidar y proteger a los de nuestra propia casa. No obstante, aun siendo hijos de honra, debemos darle una preeminencia al matrimonio para crear esa unión única y exclusiva que es inherente a esta relación. Es necesario compenetrarnos de tal forma que seamos uno solo. El sexo produce esto en nosotros. Un matrimonio saludable disfruta de una sexualidad regular que satisface a ambos.
Encuentre el libro completo aqui
4. El sexo es bueno para proveer placer mutuo.«Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti. Alégrate con la esposa de tu juventud. Es una cierva amorosa, una gacela llena de gracia. Que sus pechos te satisfagan siempre. Que siempre seas cautivado por su amor» (Proverbios 5:18-19, NTV).
¡Así es! El sexo no es solo una bendición con la intención de procrear. En el plan original de Dios siempre estuvo que la desnudez proveyera placer físico y emocional.
Las hormonas forman parte de este sublime encuentro, produciendo sensaciones de apego y haciéndonos sentir bien. El cuerpo responde a los toques y caricias de nuestro cónyuge. ¡Tal acto debe producir placer! Si no está ocurriendo así, debemos revisar por qué.
Recuerdo cuando quise llorar con la primera paciente que compartió en uno de mis grupos de apoyo que nunca había experimentado un orgasmo. No hubiera sido tan impactante para mí si no se hubiera tratado de una mujer hermosa, la cual decidió esperar hasta su boda para entregarse físicamente. Treinta años después, durante una conversación en el grupo, se dio cuenta de que no había experimentado nada que ni siquiera se asemejara a esto.
Por otra parte, abrazar la santidad, la fidelidad y el compromiso resulta tan importante como abrazar a nuestros cuerpos físicos. Que encontremos placer en la carne en el único contexto apropiado, el matrimonio, es parte del plan de Dios para la pareja. Que podamos perdernos, conocernos y encontrarnos, todo a la misma vez.
Que aprendamos a perder el control y recuperarlo. Que seamos vulnerables y transparentes hasta lograr esa gran fusión, a veces eufórica, que muchos solo han soñado y piensan que es inalcanzable. ¡Atrévase a hacer sus sueños realidad! Ame como si esta fuera su última oportunidad de hacerlo. Como si su vida dependiera de ello.
Curso:
Sexualidad y Matrimonio
*Danisa y Jorge Suarez son los fundadores del Centro de Consejería Internacional, basados en la ciudad de Colorado Springs, CO. Su compromiso por restituir la sexualidad humana, los ha convertido en conferencistas predominantes sobre este tema tan controversial, y en voceros presenciales en medios radiales y televisivos a nivel internacional. Contacto: @pastorjorgesuarezy @danisasuarezoficial