El “amor” puede definirse de muchas maneras. El amor de Cristo por nosotros es un amor incondicional, y este es el amor ágape que debemos tratar de mostrar en el matrimonio.
En mi libro “Married to Jesus” (Casado con Jesús, solo disponible en inglés) cuento la historia de mi amor por el helado Blue Bell. “El mejor helado de Estados Unidos” no se vende aquí en Ohio; así que añoro nuestros viajes de vuelta a Dallas para visitar a mis padres o cuando conducimos hacia el sur para ver a mis hermanos en las Carolinas o a la hermana de Anne en Tennessee. Si alguna vez has probado el Blue Bell, entonces sabes exactamente a qué me refiero cuando digo: “¡Me encanta ese helado!”.
Pero ¿qué tiene que ver mi amor por un helado con el matrimonio? Lo que intento decir es que el “amor” puede adoptar muchas formas. Puedo amar el helado, o puedo amar a mi perro. Puedo amar la música y amar a mi equipo de futbol favorito. Como ve, el amor puede tener diferentes significados según la situación o el contexto.
El Amor Ágape en el Matrimonio
El tipo de amor del que quiero hablar es el amor que Cristo tiene por nosotros, un amor que debemos mostrar a nuestro cónyuge cada día. Si, como dice Pablo en Efesios 5:1-2, tenemos que “ser imitadores… y vivir una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante a Dios”, ¿realmente qué significa eso en mi matrimonio y en el suyo?
Una noche, cuando Ana estaba embarazada de nuestro primer hijo, tuvo un antojo bastante difícil de cumplir. No recuerdo si hubo algo en particular que provocara el deseo, pero estábamos sentados en el sofá una noche cuando, de repente, dijo que quería una ensalada de pavo. Ahora bien, no estamos hablando de cualquier ensalada de pavo; tenía que ser una ensalada de pavo de Subway que debía tener lechuga rallada. De hecho, me dijo que, si por alguna razón el primer Subway al que iba no tenía lechuga rallada, ¡tendría que encontrar uno que sí la tuviera! Así que me subí al coche en busca de una ensalada de pavo de Subway con lechuga rallada.
Subway no estaba necesariamente cerca de nuestra casa, así que fue un poco complicado responder a este antojo. Quiero creer que esto fue un pequeño ejemplo de lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”. (Juan 15:13, NVI). Ahora, es cierto que no estaba entregando mi vida por mi esposa, al final y al cabo, solo fui a traerle una ensalada. Pero al sacrificar mi tiempo y dejarme a mí mismo a un lado, le estaba demostrando mi amor y, con suerte, estaba mostrándole la imagen de Cristo en mí.
El amor de Cristo por mí va más allá del amor que puedo tener por un helado, los deportes o incluso los amigos y la familia. Su amor es un amor que se entrega. Es un amor sacrificado y desinteresado. Es un amor que se muestra en acción. Romanos 5:8 dice: “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros“. Jesús nos ama, y no necesariamente porque seamos atractivos o compartamos algún interés con Él, sino simplemente porque nos ama. Fue esto lo que le llevó a hacer el máximo sacrificio, renunciando a todo, a toda su gloria y a su vida para servirnos.
La palabra griega para este amor sacrificado es “ágape”. Me gusta esta definición del amor ágape:
“El amor incondicional es el que siempre está dando, y es imposible que quite o sea quitado. Está totalmente comprometido en buscar lo mejor de cada uno, sin importar la respuesta que demos. Esta forma de amor es totalmente desinteresada y no cambia dependiendo de si el amor que se ha dado es devuelto o no”.
No debemos llevar la cuenta
Volvamos al ejemplo de Subway. Imagine que mañana le digo a Ana: “¿Recuerdas aquella vez, hace diez años, que fui a Subway a comprarte esa ensalada de pavo con lechuga rallada? ¿Por qué no vas corriendo a McDonald’s y me traes una hamburguesa con queso, para que quedemos a mano?”. Parece una tontería, ¿verdad? Pero esa es la mentalidad con la que vivimos en nuestro matrimonio todos los días.
“Yo lavé los platos, así que tú deberías bañar a los niños”.
“Tú saliste con tus amigos el fin de semana pasado, así que esta noche me toca a mí”.
“Ya que fuiste de compras por ese vestido, me adelanté y compré las entradas para el partido”.
El amor sacrificial, incondicional y ágape en el matrimonio no lleva la cuenta. No importa cuál sea la respuesta de su cónyuge; si usted realmente quiere amar como Jesús ama debe dejarse a sí mismo a un lado. En un sermón titulado “¿Qué es el matrimonio cristiano?”, Coty Pinckney dijo: Ágape es un amor que da, un amor que no exige ni se aferra a los derechos, más bien es apasionado por buscar el bien del otro. Este es el amor que debemos cultivar en nuestro matrimonio para que nuestro cónyuge se sienta como si estuviera casado con Jesús”.
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© 2022 Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso. Originalmente escrito por Matthew J. White y publicado en inglés en focusonthefamily.com.