Como padre, usted es la persona más indicada para educar a su hijo en el tema de sexualidad. Sobre todo, cuando la perspectiva bíblica de la sexualidad está siendo amenazada por la cultura en la que se desenvuelven nuestros hijos.
Durante décadas, las películas y las comedias han caricaturizado una escena en la que un papá, con manos sudorosas, inicia una conversación sobre sexo, dando una explicación confusa de pájaros y abejas, a un niño preadolescente que resulta ya conocer todos los detalles. El humor surge de la tensión que sienten la mayoría de los padres al hablar acerca del sexo con sus hijos (“¿Y si le contamos demasiado?” ¨¿y si le robamos su inocencia?¨ “¿Y si empieza a preguntar sobre lo que hacemos?”).
Lo que no resulta tan gracioso es la realidad de que demasiados niños aprenden acerca del sexo por medio de muchas personas, menos de sus padres. Generalmente, los niños suelen obtener su primera impresión distorsionada del sexo a través de las obscenidades en el patio de recreo, en la descripción tergiversada que el chico rudo de la calle de al lado hace de las relaciones sexuales o, lo que es peor, de un vistazo al material pornográfico de la televisión por cable o el Internet. Lo que debería verse como la comunicación más hermosa, significativa y privada entre un esposo y esposa, se convierte en una inadecuada curiosidad. “¿Mamá y papá hicieron eso? ¿Más de una vez?”
Los esfuerzos de las escuelas públicas por corregir la desinformación de la calle y la falta de información en casa, suelen dejar de lado un componente fundamental: el marco moral en el que deben presentarse los hechos sobre la reproducción. Sin un contexto ético, la educación sexual se convierte en un poco de formación básica sobre anatomía, fisiología, enfermedades infecciosas y anticoncepción.
Muchas iglesias han hecho honorables esfuerzos por enseñar principios bíblicos acerca de la sexualidad a sus grupos de jóvenes. Pero estos importantes conceptos no siempre van acompañados de información médica precisa o de técnicas para rechazar la presión. Además, las charlas de los grupos de jóvenes suelen comenzar tarde (es decir, durante la adolescencia) y rara vez implican un diálogo continuo sobre este tema.
El mejor lugar para que un niño aprenda sobre sexualidad es en su casa, de la mano de quienes más se preocupan por él. Cualquiera puede enseñar los aspectos básicos sobre la reproducción en una o dos horas (o se pueden leer en cualquiera de muchos libros de referencia), pero usted es quien está en mejor posición para situar esta información en el contexto adecuado y darle la perspectiva correcta a lo largo de varios años. No hay fórmulas mágicas para llevar a cabo esta tarea, pero tenga en cuenta los siguientes principios:
Dar a un niño datos acerca de la reproducción, incluyendo detalles sobre las relaciones sexuales, no le roba la inocencia.
La inocencia depende de la actitud, no de la información. Un niño en edad escolar que entiende los detalles del sexo, al verlo como un acto que, en el contexto adecuado, expresa amor y el inicio de una nueva vida, conserva su inocencia. Pero un niño que sabe muy poco acerca de sexo puede tener una mentalidad corrompida si ha estado expuesto a él, en un contexto degradante, burlón o abusivo.
Si se siente temeroso o inhibido a la hora de abordar este tema con su hijo, reflexione por un momento sobre sus propias actitudes.
¿Cree que la actividad sexual, incluso dentro del matrimonio, es algo malo o que Dios no aprueba? Si se da cuenta de que esto es un problema para usted podría tener algunas conversaciones con su pastor, con un consejero o con ambos. Esperemos que estas conversaciones, y tal vez una lectura del Cantar de los Cantares y otros pasajes de la Biblia, alivien cualquier inquietud que pueda albergar respecto a la actitud de Dios hacia la sexualidad. También pueden ser muy útiles libros fiables, informativos y que honren el sexo, el matrimonio y al Creador de ambos.
Dos buenos ejemplos son: The Gift of Sex: A Guide to Sexual Fulfillment (El regalo del sexo: Una guía para la realización sexual), de los doctores Clifford y Joyce Penner, y Intended for Pleasure (Destinado al placer) por los doctores. Ed and Gaye Wheat. Pero para muchas personas, la inquietud en torno al sexo puede tener su origen en otras experiencias de vida, especialmente si tienen que ver con abusos sexuales sufridos durante la infancia, la adolescencia o incluso la edad adulta. Nunca es demasiado tarde para abordar estas cuestiones con una persona que tenga formación y experiencia en esta área y pueda ayudarle a sanar.
No espere a contarle a su hijo todo lo que sabe acerca del sexo en una única e intensa sesión maratónica Si lo hace, corre el riesgo de esperar a que sea demasiado tarde o de descargar sobre el niño más información de la que puede procesar. En lugar de eso, la información debe revelarse gradualmente durante muchas conversaciones a lo largo de varios años. (El mismo principio se aplica a cualquier otro ámbito de la vida, fe, valores, responsabilidades, relaciones, manejo del dinero, etc. en el que quiera orientar a su hijo. Estos temas son demasiado importantes para limitarlos a una sola conversación).
En muchos casos, usted estará dando información guiado por lo que su hijo necesita saber. Es probable que su hijo de cinco años quiera saber cómo va a salir el bebé que lleva dentro la tía Susie. Pero es posible que su hijo no piense en preguntar, cómo ha llegado ahí, y no hace falta que aborde el tema en ese momento. Por otro lado, si aún no ha conversado con su hijo de diez años sobre la reproducción, tendrá que tomar la iniciativa para empezar algunas conversaciones. Él o ella seguramente ya habrán oído todo tipo de cosas en el patio de recreo y necesitan oírlas de fuentes más serias y maduras.
¿Qué pasa si su hijo le hace preguntas que no puede responder? Sea honesto, y luego investigue un poco. Usted gana mucha más credibilidad a los ojos de su hijo mostrando sinceridad en lugar de fingir que sabe. Es posible que no tenga un conocimiento detallado de las complejidades del ciclo menstrual o de las etapas de desarrollo de la pubertad, pero nunca es demasiado tarde para aprender.
¿Cómo enseñar de sexualidad a niños de 0 a 4 años de edad?
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