No pocos líderes cristianos han permitido que el pecado domine sus vidas a causa de una inadecuada fatiga producida por las actividades del ministerio, como hablar, predicar, aconsejar y escribir. Somos criaturas finitas y carecemos de recursos físicos o morales infinitos. Estar físicamente fatigado puede hacer que uno sea más susceptible a los encantos del pecado. Los placeres baratos y peligrosos del pecado (ya sean el alcohol, el sexo o las drogas ilícitas) pueden aliviar temporalmente la fatiga, pero a la larga traerán dolor emocional, culpa, vergüenza e incluso la ruina. Y lo que es más importante, son pecados cometidos contra nuestro Señor.
Debemos resistir la idea de que somos tan importantes para Dios que no podemos permitirnos descansar y dejar que otros también hagan el trabajo del ministerio.
Darlo todo en el ministerio y trabajar duro para el Señor
Pero ¿qué hay de trabajar duro para el Señor, y de entregarse en el ministerio (Filipenses 2:1 7)? ¿Eso no implica fatiga? Aquí es donde el equilibrio es esencial. Estamos llamados a negarnos a nosotros mismos mientras seguimos a Jesús (Lucas 9:23-24), y eso puede traer fatiga por una temporada, porque evitar el egoísmo es agotador. Para el Apóstol Pablo, esto trajo tremendas dificultades, como leemos en los Hechos.
La fatiga en el ministerio fue un problema para uno de mis héroes, el teólogo y apologista Francis Schaeffer (1912-84). Pero la fatiga como forma de vida es realmente una forma de muerte. Schaeffer trabajó duro durante todo su ministerio, incluso dando conferencias y evangelizando mientras estaba enfermo de cáncer justo antes de su muerte. Pero nunca se desequilibró demasiado, y ningún escándalo le siguió después de su muerte. Dios no quiere que neguemos que somos seres finitos y caídos. Debemos llevar nuestra debilidad a Cristo y pedirle que nos llene de su poder y bondad moral para el ministerio.
Vacío bueno y vacío malo
En la vida cristiana podemos experimentar un vacío bueno y un vacío malo. El vacío bueno significa darse cuenta de que, sin el poder de Cristo, no podemos hacer nada de valor duradero (Juan 1 5:5). Así que, como enseñó Schaeffer, debemos depender de Dios en todo momento, sin descansar nunca en nuestras propias fuerzas o en nuestro orgullo. Sobre esto, consulte su clásico libro: “La verdadera espiritualidad”. Pablo escribió que cuando era débil (cuando no dependía de sí mismo), entonces era fuerte (porque dependía de Dios). Véase 2 Corintios 12:9-10. El vacío malo significa que estamos quedándonos sin combustible, estresados, y empezando a sentirnos desesperados. En este estado, puede que todavía deseemos servir a Dios y a los demás, pero dejamos de dar el fruto del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, etc. (Gálatas 5:22-23). Nuestros dones podrían seguir funcionando, por ejemplo, en la enseñanza o la predicación, pero faltaría el fruto. Eso es un vacío malo, porque el resultado es de la carne, no del Espíritu (Gálatas 5:19-21). El vacío malo puede parecer un ministerio efectivo desde el exterior, pero Dios ve el corazón y el corazón eventualmente nos alcanza. Su condición puede llevarnos a la ruina.
Tal vez haya escuchado la expresión que dice que en la vida cristiana es “mejor quemarse que oxidarse”. Esta es una falsa dicotomía, ya que ambas opciones son totalmente erróneas. Quemarse no es una virtud, ya que suele significar una mala administración de los recursos propios y puede llevarnos a muchas desgracias. Oxidarse tampoco es una opción, ya que estamos llamados a una larga y rítmica vida de servicio y buenas obras.
Podemos evitar el vacío malo y los pecados que le acompañan de varias maneras. Yo ofrezco tres. En primer lugar, debemos darnos cuenta de que el patrón de trabajo y descanso del sábado no es solo para los judíos, sino que es un principio de la creación. El sábado fue hecho para el hombre, dijo Jesús, que es el Señor del sábado (Marcos 2:27-28). Sí, es posible que tengamos que trabajar mucho en algunos días normalmente asignados al descanso, pero esto debería ser la excepción, no la regla.
Busque el consejo de su cónyuge o de un amigo de confianza
En segundo lugar, necesitamos amigos de confianza y/o un cónyuge para que nos digan cómo evitar el agotamiento o para que nos adviertan cuándo nos estemos acercando a él. En 2004, acepté un puesto de pastor predicador en una iglesia que había perdido recientemente a su querido pastor en un accidente de coche. Mi primera esposa, Becky (que está en el cielo), y yo decidimos que sería prudente que yo lo sustituyera hasta que se pudiera encontrar otro pastor. Pero Becky también me dijo -no me lo pidió- que tenía que tomar los lunes como mi día de reposo, ya que estaba predicando dos veces los domingos, además de mi trabajo a tiempo completo como profesor del seminario. Tenía razón. Fue una temporada de ministerio desafiante y gratificante, y no me llevó al agotamiento. Sobre esto, consulte el libro “Un celo sin agotamiento” por Christopher Ash. (Zeal Without Burnout, solo disponible en inglés)
Esforzarse por el buen vacío
En tercer lugar, debemos esforzarnos por conseguir el vacío bueno que invita al Señor a hacer su obra en uno. Como dijo el pastor Charles McHatton (1924-2008), “la obra de Dios en ti es más importante que la obra de Dios a través de ti”. La obra de Dios a través de nosotros en el ministerio debe ser adecuadamente apoyada por Su obra en nosotros; nuestra santificación. Nunca superamos la necesidad del estudio de las Escrituras, de la comunión cristiana, del culto en la iglesia y de la oración, para poder conocer la grandeza de nuestro Dios, su amor por nosotros y cómo Su poder puede manifestarse a través de nosotros. Aunque nuestros anhelos no tengan límite, como criaturas finitas, nuestras energías siempre serán limitadas. El hecho de negar esta realidad en nombre del servicio cristiano no es una virtud. Como pecadores, podemos confiar en nuestro propio poder para hacer la obra de Dios, pero eso también desagrada a Dios. El camino de la sabiduría piadosa es esforzarse por hacer la obra de Dios a la manera de Dios para evitar los pecados tan fácilmente asociados con la fatiga y el agotamiento del ministerio.
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© 2022 Focus on the Family. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso. Originalmente escrito por el Dr. Douglas Groothuis y publicado en inglés en focusonthefamily.com.